Una vez mas

CAPITULO 4

CAPÍTULO 4

Tony, cuando estaba increíblemente emocionado y concentrado, tenía una manera de parecer un maníaco.

Así se veía ahora, tecleando detrás de la computadora.

—Solo para volver a confirmar, ¿estás seguro de que esto no terminará como en la película de Terminator? ¿Verdad?

—No, no va a terminar así —dijo por enésima vez.

—¿Estás seguro? Esta cosa es una inteligencia artificial.

—JARVIS —dijo Tony sin mirarlo.

—¿Perdón?

—Esta cosa se llama JARVIS. Just A Rather Very Intelligent System.

Rhodey no dijo nada, así que Tony levantó la vista.

—¿Ahora qué? No te quejaste tanto con DUM-E.

—DUM-E no está en la red —aclaró Rhodey—. Aparte, no me trago tu cuento de que casualmente el acrónimo da como resultado Jarvis.

—Bueno, tienes razón. Jarvis le dio su voz a JARVIS, así que decidí ponerle su nombre en honor a él y a su contribución.

Rhodey suspiró. Solo esperaba que esto no terminara mal o tendría que rendir cuentas al gobierno entero.

—Bueno, está bien. Creeré por el momento que no va a pasar lo de la película.

Tony rodó los ojos y siguió tecleando los códigos. En realidad, entendía el miedo de su amigo. Sabía que podía pasar lo de Ultrón, ese pensamiento estaba en su mente, pero aquello sucedió porque estuvo jugando con cosas que no comprendía del todo, como la Gema de la Mente.

JARVIS, por otro lado, lo comprendía todo. Bueno, ahora lo hacía más que antes.

El genio tecleó los últimos datos que faltaban para poner a JARVIS en la red y, de pronto, su computadora se apagó.

—¿Eso es normal?

—Sí.

—Yo creo que no...

—Bienvenido a casa, señor Stark —dijo una voz con un acento inglés bastante conocido por los dos—. Es un gusto verlo, sargento Rhodes.

Tony sonrió como un niño en Navidad. Este era un momento con mucho significado. JARVIS, en su memoria, fue el mejor camarada que pudo tener, y tenerlo de regreso... era hermoso.

—Mierda, sí es la voz de Jarvis —dijo Rhodey, mirando a Tony—. ¿Cómo me reconoce?

—El señor Stark instaló cámaras en toda la casa, dándome acceso a ellas —explicó JARVIS—. También tengo datos sobre usted, el señor Hogan, el señor Stane y algunas personas de la empresa Stark.

—Bueno... ¿entonces qué puede hacer? —preguntó Rhodey, aún impresionado.

El genio miró a su amigo con los ojos brillantes de emoción, lo que hizo sonreír a Rhodey.

—Muchas cosas. Podría administrar una casa... o hasta la empresa —dijo Tony con un tono alegre—. Aparte, con la tecnología adecuada, podría controlarla. JARVIS también puede ser una fuente inimaginable de información y conocimiento.

—¿No es eso peligroso?

—Sí, pero tiene protocolos. Los hice yo.

—Ahora sí estoy preocupado.

Tony frunció el ceño.

—Tú hackeaste el Pentágono.

—Supéralo, el Pentágono ya lo hizo.