Capítulo 25: No soy bueno para ti

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(Contenido fuerte a continuación +18)
Cada momento se volvió más fogoso al deleitarse mutuamente con sus labios. No había palabras, quizá ni si quiera había sentido común en lo que hacían, pero no importaba, no en ese momento en el que estaban.

El bulto prominente se hizo notar al rozarlo entre las piernas de la chica, lo que evidenciaba la erección que se había formado por la adrenalina que implicaba apretar su cuerpo contra el de ella. Sin piedad, su mano rasgó la tela de la falda de la chica, dejándola caer completamente destrozada, mas aquello sería un problema que resolverían después.

Lux nunca había visto en Ezreal aquel comportamiento tan salvaje y arriesgado, pero en el fondo, aunque no fuese la actitud tierna y amistosa de siempre, sabía que le gustaba ver en él un lado rudo que le resultaba provocativo. Este gusto se incrementó cuando dos de sus dedos entraron por debajo de sus bragas, moviéndose despiadadamente por la entrada de su parte íntima, lo que provocó varios gemidos. Era una sensación indescriptible, casi como cosquillas que no le dejaban pensar en nada, lo que resultaba incluso inquietante, y a la vez muy excitante.

El peli-verde gozaba de escuchar los agudos gemidos de la joven, pero quería cambiar de nivel, y comportarse de manera aún más intensa, por ello, llevó a la chica a su cama y la lanzó de forma agresiva, pero a la vez segura para que no le pasara nada. Mientras ella recobraba el aliento, él se despojó de su camisa, y volvieron a juntar sus cuerpos. Luego comenzó a lamer cada parte de su piel, a veces dando pequeños mordiscos, hasta llegar a la parte que más le interesaba. Con sus propios dientes bajó la ropa interior, y en vez de usar sus dedos, usó su lengua para adentrarse en sus labios mayores, haciendo que la rubia se retorciera de placer. Sus jadeos eran cada vez más constantes, y el movimiento de su cuerpo hacía parecer como si su alma quisiera salirse de golpe, pues sentía que estaba en el cielo.

Definitivamente no era el Ezreal que ella conocía, pero en aquella situación su mente no estaba en condiciones de cuestionarse si eso era bueno o malo. Solo podía disfrutar de cada segundo en que la lengua del chico recorría su ser, haciendo casi que no contuviese las ganas que de pronto le daban de dejar de contener su vejiga. Sin embargo, ella quería más, así que cuando pudo, se quitó la blusa que llevaba puesta. Luego desabrochó su corpiño, y llamó la atención del chico, quien alzó la mirada para encontrarse con sus pechos descubiertos que de alguna forma le llamaban para que se acercara a ellos. No desaprovechó la oportunidad, y con fuerza en sus manos comenzó a apretarlos. Se sentía cada vez más duro, y en parte aquello le dolía por abajo, así que tuvo que seguir con lo que ya había empezado. Entonces bajó un poco sus calzoncillos, y sin previo aviso, metió su miembro bruscamente a la húmeda entrada de Lux, quien gimió de dolor al sentir tal agresiva embestida. Entonces el joven reaccionó, saliendo de su estado salvaje, y volviéndose más delicado con ella. Pero eso no pareció gustarle, pues aquel dolor que la hizo casi gritar, le excitaba profundamente. Entonces se agarró del pelo de su adversario, y al oído le indicó que la follara sin contención alguna. Era lo único que quería. Parecía que la inocencia de los dos se había esfumado por completo, y en aquel momento se habían convertido en animales.

Ezreal hizo caso a sus instrucciones, y agarrando bruscamente sus muñecas, comenzó a moverse dentro de ella sin piedad. Sin embargo, se preocupaba de que de las mejillas de Lux se desilzaran lágrimas, probablemente por los fuertes empujones de su miembro entre sus piernas. Pero el movimiento de caderas con el que respondía, indicaba que aquello le encantaba.

Aquella posición no era suficiente, necesitaba introducirse aún más. Por ello, tomó a la chica en sus brazos, y luego le dio la vuelta, haciendo que quedara de espaldas hacia él. De manera sumisa, ella alzó sus glúteo, dejando el resto de su cuerpo apoyado en la cama, acomodando su cabeza contra la almohada, apretándola entre sus dientes, pues sabía qué era lo que ahora venía.

You are my museum (Ezlux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora