Capítulo 23: Lágrimas

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Con lágrimas en los ojos, caminó rápidamente buscando la salida, mas por detrás la chica le seguía con la intención de detenerlo.

—Yasuo, por favor... déjame explicarte —decía desesperada.

—Ahora no, Ahri.

Él solo la ignoraba, pese a que ella se agarró de su brazo para impedir que siguiera avanzando. La apartó bruscamente, entonces Ahri se puso frente a él, bloqueando la puerta.

—¡Por favor! —gritó llorando.

—¡Dije que ahora no! No tengo cabeza para esto. Necesito estar solo. Si de verdad te preocupas por mí, deja que me vaya. Ya hablaremos después.

Dudó, pero terminó por hacerse a un lado viendo cómo su prometido se iba con una expresión dolorosa y a la vez molesta, mientras la lluvia comenzaba a caer fuertemente.

—Ahri... —la llamó una voz femenina, acercándose a ella y poniendo una mano en su hombro para consolarla.

Explotando en llanto, se dio la vuelta y abrazó a Akali, quien la estaba consolando. Seguido a eso, las otras dos chicas hicieron lo mismo mientras la vulpina se desahogaba.

—Todo estará bien, Ahri. Ya no llores, él te ama —la reconfortó Seraphine.

—Pero ahora qué va a pensar de mí... debí decirle desde un inicio. Ahora no puedo hacer nada...

—Solo esperar —respondió Kai'Sa.

—Bueno, no dejaremos que Evelynn se salga con la suya —dijo Akali, mirando el frasco de medicamentos de Kayn—. Hay que decirles a los chicos, de paso quizá puedas hablar con Yone.

Ahri dejó sus lágrimas a un lado y usó su cabeza, pensando que su amiga tenía razón. Quizá no podía arreglar las cosas con Yasuo en aquel momento, pero podía ser útil para detener a la que decía ser su amiga.

Nadie imaginaba que una situación que parecía tan normal en el mundo, como el amor, desencadenaría una serie de eventos sentimentalmente catastróficos. Por lo demás, aquella pesadilla recién parecía estar comenzando, sobre todo para Lux, quien todavía ni si quiera había tenido la ocasión de explicar a su familia y el por qué aparecía en los medios.

La lluvia del momento recorrió su cuerpo, dejándola absolutamente empapada. Sus lágrimas se camuflaban con el ambiente, haciéndolas parecer como gotas de agua que caían junto a las otras.

Abrió la puerta de su casa, y alzando la mirada, observó a Garen y su tía, quienes estaban con una expresión bastante seria y confundida. La joven cerró la puerta, y se quedó quieta, apoyada en ella, esperando la reprimenda de ambos.

—Luxanna... ya basta de mentir. Nos vas a contar todo —dijo la mujer mayor, con los brazos cruzados.

—¿Qué fue lo que hiciste, Lux? —preguntó su hermano decepcionado.

Ella no pudo hablar. Sus lágrimas siguieron cayendo, mientras deslizaba su espalda por la puerta hasta llegar al suelo y llevar sus manos a los ojos llorando desconsoladamente.

—¡Perdón! —exclamó con un grito desgarrador—. Perdón... —volvió a decir, con una voz más tenue y casi inaudible.

Su familia nunca la había visto así. No era la Lux que conocían, sino todo lo contrario: apagada, desanimada, triste.

—Hice cosas que no debí hacer... me enamoré, no debí hacerlo —dijo cabizbaja, mientras sus ojos seguían derramando lágrimas.

La reacción que recibió tanto de Garen como de su tía, fue totalmente contraria a lo que esperaba, pues sintió los brazos de su hermano rodeándola con fuerza y cariño, entonces sintió un poco de alivio. Su tía, por su parte, puso una mano sobre su hombro en señal de apoyo, ya que no era muy expresiva con sus gestos.

You are my museum (Ezlux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora