Capítulo 26: La "verdad"

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Lo que un momento de claridad parecía haber aparecido, terminó por esfumarse cuando escuchó tras la puerta a sus compañeros planeando deshacerse de él. Había estado apunto de tocar, con una maleta en su mano, y con su persona lista para pedir perdón. Sin embargo lo que escuchó lo hizo cambiar de opinión.

—Ezreal no va a volver, Yone. ¿Y te digo algo? Creo que es mejor así —dijo Sett, decidido.

—Pensé que te llevabas bien con él.

—Yone, no tiene que ver con eso —dijo K'sante—. Todos queremos mucho a Ezreal, pero nos ha causado varios problemas.

—Y su actitud ya se volvió insoportable...

Kayn y Aphelios no habían manifestado su opinión al respecto, pues parecía que ninguno de los dos quería decirla. No era tan fácil con el hecho de que Ezreal era cercano a ellos, pero en una cosa todos concordaban: estaba en absoluto descontrol.

—Bueno, ¿entonces qué sugieren hacer?

—Hay que sacarlo formalmente de la banda. Es decir, él solo se marchó. Estará de acuerdo, ¿no?

—No es tan fácil, Sett. Hay contratos de por medio, dinero y muchos trámites.

—¡Pues qué otra opción hay!

—No digo que no podamos sacarlo de la banda. ¿Pero enserio es lo que quieren? Es verdad, Ezreal ha causado muchos problemas. Pero su vida tampoco ha sido fácil... quizá si hablamos con él...

—No —interrumpió Kayn con voz seria—. Los chicos tienen razón. Él solo está estorbando.

—Kayn...

—Sé que me dirás que es porque estoy enojado con él, pero es precisamente una de las razones por las que no debe estar más en la banda. ¿Crees que es una actitud racional? Ezreal tuvo muchas oportunidades para venir aquí y disculparse. ¿Acaso lo hizo?

Hubo silencio. Tras la puerta el peli-verde comenzaba a sentir tristeza e ira, pero no por lo que decían sus compañeros, sino porque tenían razón.

—Bien... ¿todos a favor de sacar a Ezreal de la banda?

Ninguno quería decir que sí, sin embargo, consideraban que era lo necesario para lograr concentrarse en los proyectos futuros. Poco a poco, todos fueron asintiendo. El último fue Aphelios, a quien le costó mucho poder aceptar.

—Hecho entonces... lo llamaré más tarde para hablar con él.

Una lágrima brotó de sus ojos. La rabia hizo que apretara sus puños. No quería llorar, sin embargo había sentido que todo estaba perdido. Sus errores le habían costado muy caro.

Tomó el mango de su maleta, y dio media vuelta para irse, quizá para siempre, de ese lugar. Se dio cuenta de que ya era demasiado tarde para retractarse de sus acciones, o eso es lo que pensó. Entonces no tuvo otra opción, pues tenía que mantener un empleo, sino, no podría mantener sus gastos para vivir.

Se sentó en una banca junto a su maleta, y realizó una llamada que no tardó en ser contestada.

—Sabía que llamarías —dijo complaciente la receptora.

—Nada ha cambiado, Evelynn. Te sigo odiando, pero no tengo otra opción.

—Me alegra que hayas aclarado tus pensamientos. Nos vemos en la tarde, te mando la ubicación.

—Bien... —contestó con desgano, luego colgó.

Del otro lado, una sonrisa de oreja a oreja se hacía presente en el rostro de la mujer que había recibido la llamada. Coincidencia era que justo en ese momento, Jhin había traído a la chica de la que todos hablaban. La rubia no estaba segura de lo que estaba siendo, mas debía intentar minimizar el caos en su vida, y solo pensó que colaborar con ellos ayudaría.

You are my museum (Ezlux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora