Capítulo 2: DJ Sona

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La joven cenaba con su familia en silencio. Era algo bastante normal en su casa, pues su tía no gozaba de preguntar por la vida de la chica, y ocasionalmente preguntaba por la de su hermano.

Lux apenas había tocado su comida, pues estaba nerviosa por las acciones que iba a cometer. Lamentablemente no disimulaba lo suficiente como para que su tía no se diese cuenta de que algo estaba pasando.

—Luxanna, ¿qué te pasa? —preguntó con cierta indiferencia.

—Na...nada. Me siento un poco mal, es todo.

—Entonces ve a acostarte.

—¿Qué sientes? —preguntó su hermano preocupado.

—Solo un malestar de estómago. No es nada, no te preocupes.

—¿Quieres que te acompañe a tu habitación?

—No, Garen. De verdad, puedo ir... no es tan grave.

El castaño sonrió aceptando su respuesta. La chica se levantó, y antes de dirigirse a su habitación dejó su plato en la cocina.

No era mentira que sentía un malestar, pues los nervios en su estómago le tenían muy incómoda, pero aún así estaba lista para cometer aquel acto de locura, el cual no era previsto por su familia. En su habitación cerró la puerta y apagó las luces, para luego textear a su amiga quien estaría esperándole fuera de la casa.

—Todo listo —escribió Lux.

—Baja, te estoy esperando en el auto —respondió su amiga.

La chica se extrañó, pues no sabía que Jinx tenía licencia para conducir, y menos que tenía un automóvil. De todas formas siguió con el plan. Abrió su ventana, y trepó hasta abajo sigilosa y cuidadosamente. Luego, se dirigió al vehículo de su amiga, el cual reconocía.

—¡Es el auto de tu hermana! ¿Estás loca?

—Sí —respondió, riendo— Ay, vamos Lux. No pasa nada. Vi no está en casa, no se dará cuenta.

—Pero no tienes licencia.

—Esta es una noche única, Lux. ¿Subes o no?

La joven dudó, pero terminó cediendo. Jinx no se equivocaba en que la noche sería única.

Lux cerró los ojos todo el camino, pues se demostraba porqué su amiga no tenía licencia de conducir: estaba loca. Sin embargo la joven confiaba plenamente en ella desde pequeñas, pues eran amigas inseparables, pese a que su familia no le agradara por sus conductas peligrosas y rebeldes. Precisamente era eso lo que hacía que se llevaran bien, ya que Lux encontraba en Jinx libertad y diversión, algo que no acostumbraba en su hogar.

Al llegar, se dieron cuenta de que el lugar estaba repleto y había una gran fila, pero no sería problema debido a las entradas que poseían ambas jóvenes. Fue así que en cosa de minutos lograron entrar al recinto, el cual era gigante y oscuro, iluminado solo por luces fluorescentes que aparecían y luego se iban.

La joven rubia estaba maravillada y sorprendida, sin duda era una experiencia nueva que sobre estimulaba sus sentidos. Claro que el evento principal no había empezado, por lo que decidió ir a buscar algo de beber junto con su amiga.

—Ten —le dijo Jinx, ofreciéndole un vaso.

Apenas tomó un sorbo, quiso escupir el contenido del recipiente el cual era muy amargo y fuerte.

—¿Qué es esto? —preguntó tosiendo.

—Cerveza —respondió, tomándose casi la mitad de su vaso en segundos.

You are my museum (Ezlux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora