Caitlin consigue el trabajo de su vida, trabajando como científica de datos para un equipo de Fórmula Uno -El escape perfecto para una chica que viene de una mala roptura-. Pero en su nuevo entorno, Caitlin pronto comienza a preguntarse si este es r...
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Domingo.
Seb despertó con la cabeza adormilada en una habitación de hotel, mirando a su alrededor de manera confundida. Acababa de despertar de un sueño extraño.
SEBASTIAN: Hola Novata.
CAITLIN: Buenos días.
SEBASTIAN: Tuve un sueño contigo anoche.
CAITLIN: ¿En serio? ¡Yo también soñé contigo!
SEBASTIAN: ¿Ah sí? En el mío, ¡estábamos casados y teníamos 3 hijos!
Seb dudó un momento antes de enviar el mensaje, sin querer asustar a Caitlin, pero para su alivio, Caitlin empezó a responder de inmediato.
CAITLIN: Oh, en mi sueño estabas ardiendo y siendo comido por zombies.
Seb rió.
SEBASTIAN: Halagador, bueno saber que estás comprometida y que esto es para largo. Eso ha hecho maravillas por mi ego 😬
CAITLIN: Tu ego no necesita ayuda, está bien por sí solo.
CAITLIN: ¿A qué hora llegas al circuito?
SEBASTIAN: Salgo pronto, nos vemos allí x
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Caitlin siempre se sorprendía de lo poco que veía a Seb los domingos. Excepto por una reunión de estrategia que también involucraba a más de 10 personas, y obviamente una ventana de 2 horas en la que hablaban por radio, sus respectivos horarios de domingo rara vez parecían coincidir en absoluto.
Seb llegaba temprano al circuito y de inmediato se sumergía en entrevistas, fanáticos, conferencias de prensa, apariciones en televisión, reuniones de ingenieros, calentamientos, horarios tácticos de alimentación, desfiles en pista; Caitlin, por otro lado, generalmente estaba encerrada en algún lugar de la parte trasera de la autocaravana de Ferrari con el resto del equipo de análisis y estrategia haciendo cálculos, y luego iba directo a la parrilla de salida.
