Primer Arco: El Regreso del Djevel Kraiyer
🐑⭐
Con el amanecer tan próximo, Alessa rompe la dulce atmosfera que los envuelve hasta ese momento, sin decirse nada por un par de minutos, los tres se quedan viendo entre sí, antes que los ronquidos de Alexia los regresen a la realidad; sin saber el porqué, empiezan a reírse por la cómica escena, para luego tirarse sobre la cama y así poder descansar un poco los ojos, entre bostezos, lentamente van rindiéndose ante su cansancio.
A punto de quedarse dormida, un pensamiento se apodera de Alessa, el cual hace que se levante de la cama cuanto antes, para luego jalar a ambos chicos de sus ropas y colocarlos delante del escritorio, hecho esto, les tira el agua de un florero en la cabeza; pese a lo enojados que están, Rosy consigue percatarse de su preocupación y sin pensarlo dos veces se hace con un abre cartas, ante esto, Alex agarra un martillo holográfico de uno de los cajones.
-Eso no les va a servir... Al menos, no en el mundo a donde tendrán que ir -expresó Alessa, quitándoles las armas de las manos.
-¿Cómo dices...? Como sea, perdóname hermana, perdí tu... -respondió, mirando fijamente a Rosy.
-Aquí está, cariño -intervino, sacando su violín del Holosmart-, lo encontré cerca de unos arbustos... Deberías ponerle un cascabel a esta cosa.
-¡Gracias, Rosaura! -exclamó feliz, abrazándola y besándola muchas veces en las mejillas-, después del ataque de ese monstruo, no supe donde había quedado... ¡Pensé que lo había perdido!
-¡Qué no me llames así! -replicó Rosy, tartamudeando y sonrojándose-, cuantas veces voy a tener que decírtelo... ¡Borreguito necio!
-Lamento interrumpir sus arrumacos -expresó Alessa, con la mirada triste-, pero, eso tampoco va a servirles.
Preocupado por sus palabras, Alex arroja el instrumento en la cama para aproximarse a su hermana, no le hace falta preguntarle, pues con ver su expresión, comprende la gravedad de lo que están por afrontar; Rosy se mantiene junto a ellos, mientras un calosfrío recorre su espalda, sintiendo como si algo o alguien los estuviera observando, se coloca a un lado de la ventana, descubriendo así a un grupo de sombras amorfas moviéndose alrededor de la casa.
-Oigan, tenemos compañía -murmuró Rosy, sin despegar la vista de la ventana.
Reaccionando a sus palabras, Alessa aparta a su hermano para llegar al lado de Rosy con el mayor sigilo posible, viendo hacia afuera, puede apreciar varias siluetas con forma de perros deslizándose por entre las sombras de los árboles y la casa; momentos después, Alex se coloca detrás de ambas ya con su violín empuñado, pero antes que pueda emitir cualquier ruido, ambas lo taclean, arrebatándole el instrumento de inmediato.
-¡Maldita sea...! Ya casi son las cinco de la mañana, nos queda poco tiempo -dijo Alessa, levantándose rápidamente para cerrar las cortinas.
-¿Tiempo para qué? -preguntó intrigado Alex, aún tirado en el piso.
-Esas cosas, son las que provocan sus pesadillas -respondió Alessa.
-Pero... ¡¿Por qué hasta ahora nos dices esto?! -preguntó enojada Rosy.
-De haberlos prevenido, esas criaturas no hubieran aparecido -respondió de nuevo Alessa, colocando el seguro en la puerta-, gracias a la Naka Zhidox, pude anticiparme ante lo que está por ocurrir, incluido el ataque mental de Inférnita.
-Bueno, te escuchamos -respondieron ambos, fijando la mirada en Alessa.
-Lo diré simple:
Aquí no aplican las reglas de los sueños, pues al ser un ataque psicológico, sería como si estuvieran despiertos dentro de la pesadilla, lo que les pase en ese lugar, será muy real, ya sean golpes, quemaduras, heridas o hemorragias; todo eso va a verse reflejado en sus cuerpos físicos, si llegan a morir les pasará lo mismo aquí, nada de la realidad les servirá para pelear en contra de esa bestia, lo único que tendrán para defenderse, será su fuerza mental.
ESTÁS LEYENDO
El Réquiem de Alessa
Ficción GeneralAlexander D'veró, un chico de trece años de edad, tan ordinario como cualquiera de esa edad, salvo por el hecho, de haber sido responsable del accidente donde perdió la vida su hermana mayor cuando apenas eran unos niños; tras aquel acontecimiento...