Tercer Arco: Holocausto Gélido
🐑⭐⭐⭐
Seis años atrás...
Dentro del cementerio de Airancloud, puede verse a varias familias deambulando por las tumbas con flores, algunas ofrendas y un par de veladoras; con rostros tristes, se mueven lentamente hasta llegar a la lápida perteneciente a sus apellidos.
-Finalmente, llegamos querido -dijo una mujer, limpiando el polvo de una lápida.
-Por culpa de esos humanos, papá ya no está con nosotros-expresó con rencor una niña, mientras se abrazaba a las piernas de la mujer.
-Mi hermana tiene razón -añadió un adolescente, pateando una tumba cercana.
-Hoy no amores, solo por hoy olvidémonos de ellos -respondió la mujer, mirando con dolor la lápida frente a ella.
Así como ellos, las demás personas siguen su ejemplo y optan por limpiar las hojas y el polvo que se encuentra alrededor para rendir homenaje a sus difuntos; muy en el fondo del cementerio, puede verse una hermosa tumba repleta de flores y ofrendas.
Caminando detrás de un mausoleo con forma de ángel, aparece Raúl seguido por una joven, esta lleva una rosa blanca y una veladora; sin emitir palabra alguna, ambos limpian un poco la lápida, mientras acomodan la pequeña ofrenda que llevan.
-Aquí descansa Érika Álvarez, amada esposa y madre -dijo la joven con voz áspera y algo sarcástica-, no entiendo por qué enterraste a ese monstruo aquí, si bien sabes que ella es la verdadera responsable de la masacre de hace un año.
-Baja la voz Lluvia, sabes que tuve que hacerlo -susurró Raúl, alejando a la joven para evitar que la escuchen.
-¡Es que no puedo! -replicó Lluvia-, fastidiaste la vida de ese pequeño, de Alessa y de su madre... ¡Ellos nos salvaron de esos monstruos, y así se los pagaste!
Sintiendo el reclamo de Lluvia, Raúl se aleja un poco para comenzar a llorar de forma silenciosa, pues lo que menos desea es llamar la atención de las personas que están cerca del mausoleo; azotando los puños en el suelo, balbucea incoherencias hasta que finalmente salta para levantarse y volver con la joven, quien lo abraza de forma tierna, sin pensarlo mucho le da un cálido beso en los labios, además de acunarse en su pecho.
-Soy un miserable, dejé que todos creyeran que la familia D'veró fue la responsable de aquel ataque a la ciudad -dijo con voz quebrada-, Alessa nos defendió por años, perdió su infancia e incluso su vida... ¡Pero tuve que hacerlo, tenía que callar!
-Karla es un monstruo en potencia, es hija de una valquiria -expresó Lluvia, viendo con algo de tristeza al hombre-, entiendo por qué lo hiciste, pero cerrarse a la realidad no es la solución.
-¡Ya lo sé...! Pero a pesar de que Karla es una abominación, la quiero... -exclamó con frustración-, por eso no dije nada, de haberlo sabido, la gente habría matado a mi hija.
-¡No sé cómo pudiste amar a la madre de Karla! -replicó Lluvia-, esa tipa nunca fue amable contigo, mucho menos amorosa.
-No siempre fue así, cuando nos conocimos era tan dulce y cariñosa -expresó Raúl, viendo fijamente a la mujer-, pero todo cambió, cuando fuimos exiliados a esta dimensión.
-Una valquiria, solo busca su propio beneficio -respondió de nuevo Lluvia-, para Érika fuiste una simple herramienta, lo único en su retorcida mente era recobrar sus poderes a cambio de sacrificarte a ti y a su hija.
-De haber descubierto que ella era una valquiria... -manifestó molesto Raúl-, yo la habría abandonado, nadie podría amar a un ser tan grotesco.
Ya más calmado, Raúl se sienta cerca de la tumba de su esposa fallecida, tan solo para arrojarle una botella de vodka; algo que es notado por una pequeña silueta, la cual se desliza por entre las tumbas cercanas.
ESTÁS LEYENDO
El Réquiem de Alessa
General FictionAlexander D'veró, un chico de trece años de edad, tan ordinario como cualquiera de esa edad, salvo por el hecho, de haber sido responsable del accidente donde perdió la vida su hermana mayor cuando apenas eran unos niños; tras aquel acontecimiento...