Capítulo 40: La Venganza de Roxán

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Tercer Arco: Holocausto Gélido

🐑⭐⭐⭐

Un golpe seco, seguido por un chorro carmesí que salpica el suelo, solo eso queda en el área donde estaba parada Rosy, la cual aparece varios metros detrás de la Yurei; sin dejarla recuperarse, Roxán vuelve a desaparecer tras una cortina de humo.

-Es muy rápida -dijo Rosy, respirando de forma agitada.

-¡No te distraigas! -gritó Sasha, señalándole en el Holovisor un punto exacto en su costado derecho-, aquí viene... ¡Agáchate!

Sin tiempo de titubear, Rosy logra esquivarla antes que un garrazo pase exactamente dónde estaba su cabeza, incapaz de comprender lo que pasa, la fémina se desvanece una vez más en el aire; cubriéndose con su espada, logra repeler trece garrazos antes que su arma sea votada por los aires, indefensa ante los potentes ataques, se mueve por todas partes tratando de predecir sus movimientos o al menos, no recibir más daño.

A punto de ser atravesada por las filosas uñas de Roxán, se escucha a lo lejos un gran estallido, el mismo que llama la atención de ambas mujeres, una enorme cortina de humo se alza por entre la vegetación, seguida por varios cortes en forma de media luna; gritos profanos y una tormenta de fuego lavanda, se posan en el área aledaña al hospital, dejando boquiabierta a Rosy, quien no puede dejar de ver la impactante escena.

-¿Qué fue eso? -se preguntó Rosy.

-Karla, está luchando con Alex -respondió Sasha-, por ahora están igualados en fuerzas, pero el aura de Elienai no durará mucho.

-Tengo que ayudarlo -dijo Rosy, cauterizando su herida para luego saltar a un lado y recuperar su espada-, pero primero, acabaré con la infeliz de mi hermana.

Retomando el combate, la Yurei trata de perforar el pecho de Rosy, quien usa su arma para bloquear el ataque; forcejeando entre sí, provocan una fuerte onda de choque que manda a volar varios metros por los aires al par de féminas.

Con el correr de los minutos, el ruido de la batalla que tiene lugar en las cercanías con el hospital, hace que Rosy pierda la concentración; lo cual es aprovechado por la Yurei, quien embiste el costado de su hermana, azotándola contra el suelo.

-¡Maldita! -gritó Rosy, tosiendo algo de sangre.

-¡¡¡Allesor!!! -exclamó, queriendo darle un segundo golpe.

Impulsándose con sus palmas, Rosy logra recuperar el equilibrio y a su vez, patea en el vientre a la Yurei, quien sale despedida hacia un auto semi congelado; estrellándose contra este, Roxán se levanta rápidamente para luego volver a desaparecer.

-No puedo verla, es demasiado rápida -se dijo Rosy, jadeando por aire-, de seguir así, va a matarme... ¡No sé qué hacer!

«Cierra tus ojos -susurró una voz muy familiar en la mente de Rosy-, si no puedes verla, siente sus movimientos».

«¡Cariño! -gritó Rosy, dentro de su mente-, dime por favor... ¿Cómo estás?»

«Eso no importa ahora, Rosaura -expresó serio-, solo concéntrate en tu pelea».

«Cierra los ojos -añadió Alex-, no me digas que... ¿Olvidaste lo que me enseñaste en la dimensión extra?»

«Claro que no, borreguito-respondió, haciendo un puchero-, leer sus movimientos, sentir cada uno de ellos con mis otros sentidos y mi mente».

«Bueno amor, dejo que te concentres -dijo, tocando su mejilla en su mente-, no te olvides de tu promesa, Rosaura... Te amo».

-Yo también te amo, borreguito -susurró, viendo hacia el hospital.

El Réquiem de AlessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora