Segundo Arco: El Síndrome de Cryzta
🐑⭐⭐
-Tendré que contártelo: (...)
Yo iba caminando por el pasillo del treceavo piso, cuando me encontré la puerta de la habitación abierta, quise entrar a disculparme con Alex, pues al igual que Alondra, yo me quedé callado y negué todo el asunto; sin embargo, lo que vi me dejó petrificado, Rosy estaba sobre él abrazándolo y besándolo, cosa que él disfrutaba, pues la jaló hacia su pecho para así besarla, al menos, hasta que ella tocó el tema de su resurrección.
-Cariño, debo decirte que también te mentí, quise decírtelo desde el día en que nos conocimos -Rosy le dijo, mientras se alejaba de Alex-, yo soy una Yurei, una fantasma.
Incluso yo me quedé en shock, pues jamás me cruzó por la mente, que ella fuera una de esos monstruos; aunque lo que terminó de quebrarme, fue la respuesta de Alexander, pues ni en mis sueños más locos, cruzarían las palabras que le dijo.
-Y eso que... -Alex le respondió, completamente tranquilo.
-Alex... ¿Acaso no me escuchaste? -ella le preguntó, viéndolo con enojo-, yo soy una Yurei, una fantasma... ¡¡¡Ni siquiera estoy viva!!!
-Pero, yo he escuchado tu corazón, respiras, comes y hasta... Bueno, tú sabes a qué me refiero -Alex le respondió, aun con la voz tranquila-, en todo caso, a mí no me importa que estés o no viva, te amo y nada ha cambiado.
-Lo que mencionas, todas las funciones vitales que se llevan a cabo, es por el hecho de tener cuerpo físico, pero no lo necesito "para vivir" -Rosy le expresó, tocando su pecho con ambas manos-, soy a lo que se le conoce como: "Una muerta viva".
Después de revelarle esto, Rosy camina hacia la ventana, para dejarlo asimilar todo lo que le dijo, su rostro reflejaba una desesperación incluso mayor, a la que vi en la sala de espera; estaba llorando en silencio, deseaba acercarse de nuevo, pero era tanto su miedo al rechazo de Alex, que se mantuvo parada por cerca de quince minutos, cuando finalmente se animó a acercársele, hasta yo quedé conmocionado ante lo que vi.
-Acaso... ¿No prometiste que me besarías, hasta que me fastidiara de ti? -Alex le preguntó, extendiéndole los brazos-, llevo quince minutos esperándote, así que ahora ven.
-Mi amor -Rosy le susurró, para después lanzarse sobre él-, no sabes lo feliz que me haces, mi borreguito hermoso... Gracias por perdonarme.
-¿Perdonarte qué? -Alex le preguntó, mirándola fijamente-, revelaste tu secreto, no te importó nada con tal de salvarme... No me interesa si eres una fantasma, un demonio o incluso un unicornio, te voy a seguir amando por toda la eternidad.
-En serio, que a veces eres tan "báka" -Rosy le respondió, aun soltando un par de lágrimas de felicidad-, jamás te desharás de mí, eres mío, mi borreguito esponjoso.
-¡¿Ya aprendiste la jerga de Lucy?! -Alex le preguntó impresionado, para después agarrarle suavemente el cabello-, bueno, en ese caso, soy tú "báka", tuyo y de nadie más.
No sé qué significa esa palabra, pero, se la dijo en una forma tan juguetona, que ella volvió a abrazarlo y prácticamente se lo comió a besos, mientras le susurraba al oído cosas que ya no alcancé a escuchar, pero estaban muy sonrojados; luego de eso, solo se recitaron promesas amorosas, hasta que a Alex le dio sueño, en ese momento, Rosy se acomodó en su pecho, para poder dormir abrazada encima de él, justo como los encontramos.
(...) Y básicamente, sería todo lo que pasó dos horas atrás -explicó Rubén, tocando su hombro-, sé que debí contártelo, pero no me imaginé que vendrías a verlo.
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El Réquiem de Alessa
General FictionAlexander D'veró, un chico de trece años de edad, tan ordinario como cualquiera de esa edad, salvo por el hecho, de haber sido responsable del accidente donde perdió la vida su hermana mayor cuando apenas eran unos niños; tras aquel acontecimiento...