Capítulo 3: La sombra gélida... (Parte Final).

331 165 435
                                    

Primer Arco: El Regreso del Djevel Kraiyer

🐑⭐

Como si les hubieran echado una cubetada de agua helada en la espalda, cada uno de los presentes comienzan a gritar como niños pequeños, paralizándose en sus lugares, debido al terror que los invade; en el salón de clases, Andrea enfoca el visor en la recién llegada para poder analizarla, a diferencia de Fátima, quien de inmediato materializa en su mano un bastón largo, provisto con una filosa cuchilla en el extremo más ancho.

-¡Qué diablos es esa cosa! -manifestó Fátima, colocándose en guardia.

-Es Roxán -respondió Andrea, alejándose de la ventana.

-¿Qué te pasa mujer? -preguntó Fátima-, muévete de una vez, tenemos que salvar a esa chica.

-No tiene caso... -expresó fríamente Andrea.

-¿Cómo dices? -preguntó de nuevo Fátima, sacudiéndola por los hombros-, si no hacemos algo, esa infeliz criatura va a asesinarla... ¡¡¡Reacciona!!!

-Ella es más fuerte que tú, D'amelio -respondió de forma tajante-, y tú lo sabes.

Bajando su arma, Fátima permanece en su sitio, mirando por la ventana como Roxán se acerca cada vez más a la desafortunada chica, al igual que los demás, quienes permanecen como meras estatuas; algunos de los profesores, salen al patio para investigar el porqué de la tardanza de sus alumnos, pero apenas ponen un pie afuera, se paralizan ante la presencia del engendro, el cual está cada vez más cerca de Rosy.

«Perdóname... -pensó Andrea, temblando de coraje-, no hay nada que pueda hacer para salvarte, ella es demasiado fuerte».

-Ereum -murmuró Roxán, perfilando sus filosas uñas.

-¡Sobre mi cadáver! -exclamó furioso Alex, parando el golpe con su mano.

-¡¿Pudo bloquearla?! -replicó Andrea, azotando sus palmas contra la ventana rota.

Un descomunal estruendo golpea la zona, acompañado de un vendaval generado por el choque de sus manos, Roxán forcejea con Alex, quien no se mueve para nada, el poder de ambos es tal, que provoca el hundimiento del suelo donde están parados; sujetando con gran fuerza las filosas uñas, las mantiene a escasos centímetros del rostro de Rosy, quien continúa perdida en sus pensamientos y aún sin poder reaccionar.

-¿Alex? -preguntó, abriendo mucho su ojo-. ¡¿Qué estás haciendo aquí...?! Vete cuanto antes, escapa por lo que más quieras... ¡¡¡Va a matarte!!!

-Rosy, tú eres lo que más quiero -respondió con dulzura-, jamás me atrevería a abandonarte... ¡Yo voy a protegerte!

«Alex -pensó sonrojándose-, tú no solo prometiste protegerme, realmente lo estás haciendo... Gracias, cariño».

-¡Acaso estás loco! -gritó Rubén, azotando los puños contra el piso-, no eres rival para ese monstruo... ¡¡¡Escapa mientras puedas!!!

-Iiiiiiiiiaaaaaaaagggghh -gruñó Roxán, tratando de atravesar a Rosy.

Sin poder creer lo que está pasando, Rubén al igual que sus amigos, no pierden detalle de la contienda; aunque temerosos, comienzan a acercarse cada vez más a estos, tratando de no llamar la atención de la horrible fémina, que sigue forcejeando con Alex.

El día antes brillante, es ennegrecido por innumerables cúmulos de nubes que emanan del cuerpo de Roxán, colocándose encima de todo el colegio; un vendaval mucho más fuerte que el primero, golpea el patio, enviando al suelo a todos los presentes.

-¡¡¡Rednaxela!!! -exclamó colérica.

-On sareifretni, o et éracnarra al azebac -habló Roxán, incrementando la fuerza de su agarre.

El Réquiem de AlessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora