Capítulo 16: Más allá de lo evidente

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Segundo Arco: El Síndrome de Cryzta

🐑⭐⭐

Después de casi un minuto, el portal vuelve a abrirse frente al árbol de cerezos, Alexia es la primera en salir, apenas toca el pasto con sus patas corre inmediatamente hacia la puerta principal de la casa, luego de esto aparece Alex cargando a una Rosy profundamente dormida y balbuceante; una vez que el acceso a la dimensión se ha cerrado, avanza por el camino que conecta con el poblado, volteando sutilmente para ver a su hija, la ve fijamente a lo cual ella gira sobre sí misma para después ingresar a la casa, sabiéndola segura en el interior, se marcha tranquilamente en medio del frondoso sendero que tiene enfrente.

A medio trayecto, Alex siente movimiento sobre su espalda, pero no deja de avanzar, pues lleva el tiempo justo para llegar al colegio, disfrutando no solo del paisaje que lo rodea, sino también de la compañía de su novia; tarareando la canción que ella le compuso, empieza a trotar provocando que Rosy se despierte por el movimiento y se abrace a su cuello, mientras se acomoda un poco buscando disfrutar más del paseo.

-¿Por qué no me despertaste, borreguito? -preguntó, susurrando cerca de su oreja.

-Pues te vi tan cansada, que preferí dejarte dormir -respondió Alex, dándole un par de besos en la mejilla-, además, no me cuesta nada llevarte cargando al colegio, después de todo, soy tu novio... ¿O no?

-Eres tan lindo -expresó dulcemente, acurrucándose en su espalda-, soy tan feliz contigo, mi borreguito esponjoso.

-Nomás no me molesto, porque ya no te enojas cuando te digo Rosaura -respondió de nuevo-, siendo sincero, me gusta que tú me llames así... Te esforzaste mucho dentro de la dimensión, me siento muy orgulloso de ti.

-Gracias cariño, la próxima vez que entremos, podré hacer el mismo entrenamiento que tú -dijo, abrazándolo por el cuello-, por cierto, no te olvides que debemos hablar con Villegas... Lo que menos quiero, es que se vaya a poner histérica.

-Dímelo a mí, Rosy -expresó sarcásticamente-, incluso la misma Luciana le tiene miedo, cuando Andrea adopta su modo salvaje.

Notándola un poco somnolienta, Alex corta la conversación permitiéndole que vuelva a dormirse, mientras avanza, algunos destellos lavanda/tangerina bañan su cuerpo y parte del pasto, producto de las montañas de cristal que flotan alrededor del poblado; cada una de ellas, cuenta con flora y fauna exclusiva, creando ecosistemas únicos, además de placas minerales traslúcidas que se ramifican hasta la base, la cual le da la forma de una montaña invertida.

«Mamá, a ti te encantaría esta vista -pensó mientras sonríe-, como te extraño».

Una vez dentro de la ciudad, el desagrado de las personas no se hace esperar, aunque su primer impulso es molestarlo, terminan desistiendo debido a la extraña escena que tienen delante de ellos; ver a Alex cargando a una Rosy durmiendo y babeando, es algo que provoca gran confusión en todos, en especial porque ambos siempre buscan pasar desapercibidos para evitar el mar de agresiones o los comentarios mal intencionados.

Calle tras calle, las personas no dejan de ver a Alex, quien camina de lo más tranquilo e incluso feliz, aunque algunos no dejan escapar la oportunidad de burlarse o provocarlo para pelear, él solo pasa de largo como si no existieran; a punto de llegar a las puertas del colegio, Rosy finalmente despierta bajándose de inmediato, mientras se estira un poco, deshaciéndose parcialmente del cansancio residual que aún tiene.

-Que bien dormí -expresó Rosy, acomodando su fleco-, me sentí como si flotara en una nube esponjosa.

-¡¿Qué?! -preguntó, con una mirada fría-, en qué quedamos, Rosaura.

El Réquiem de AlessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora