Capítulo 24: El precio de la misericordia

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Segundo Arco: El Síndrome de Cryzta

🐑⭐⭐

—Por lo que más quieras… ¡Ayúdanos! —exclamó afligido, uno de los hombres que lo agredió en el estacionamiento.

—¿Qué? —preguntó Alex, volteando indiferente.

—Mi hijo y mi esposa, están a punto de morir… Tú puedes salvarlos con ese raro don tuyo, con ese instrumento… ¡No puedes dejarlos morir! —replicó el hombre, sujetándolo por el cuello de su chaqueta.

Llegando más de los familiares al lugar, estos comienzan a rodearlos, cubriendo tanto las salidas del hospital, como el acceso a los ascensores y la sala de espera; ante esto, Alexia se mueve sigilosamente entre su padre y el hombre, a la espera de que le pida ayuda.

Al igual que Rosy, quien se coloca estratégicamente detrás de Alex, lista con su Holo en la mano, como si pretendiera sacar algo de este; cosa que preocupa a Shiori, además de la misma Andrea, pues sabe de lo que son capaces estos tres.

—Es cierto, si pudiste ayudar a esa niña… —dijo en forma despectiva el otro hombre, antes de retroceder debido a la expresión sombría de Alex.

—Son unos malditos… ¡Infelices! —exclamó Alex, empujándolo para luego pegarle con el puño en el rostro.

—¡Desgraciado! —gritaron las personas detrás de Alex, tratando de atacarlo.

—¡No se atrevan a tocarlo! —replicó Rosy, materializando su cañón laguna en su forma de espada, para golpearlos con el mango de esta.

—¡Gruuuuu, Guau! —gruñó furiosa Alexia, lanzándose contra las personas que tenía enfrente, mordiéndolas, empujándolas y embistiéndolas.

—¡Maldito animal…! —replicó un médico, intentando apuñalarla con un bisturí que llevaba en una bandeja quirúrgica.

—¡Sasha…! Cuida a Lucy, por favor —expresó Andrea, corriendo en auxilio del can.

—Yo también voy —añadió Fátima, siguiendo de inmediato a la profesora.

—Sí, vayan a ayudarlos —respondió Sasha, desplegando un campo de energía sobre ella y la pequeña.

Pateando con coraje al médico, Andrea comienza a pegarle a todos aquellos que tratan de agredir a Alexia, quien sigue mordiendo y repeliendo a los que buscan lastimar a su padre, apareciendo detrás de Rosy, Fátima despliega un palo terminado en una cuchilla, con el cual golpea a cuantas personas tiene a su alcance; cada una de ellas es arrojada contra los muros, azotada en el piso o castigada, al punto de dejarlos inconscientes, de repente, una enfermera armada con una escopeta de bombeo les dispara, dándole primero a una lámpara en el techo y luego de esto, al campo protector que generó Sasha.

—¡Malnacida! —gritó Andrea, interceptando un segundo disparo dirigido a Alex.

Recibiendo el impacto en su brazo derecho, Andrea cae violentamente contra el suelo, provocando la ira de Alex, quien materializa sus Hojas Kraken en modo látigo, para golpear con fuerza a quien la hirió y posteriormente, arrojarla contra la recepción; deshaciéndose de su prudencia, empieza a atacarlos a todos, valiéndose de una combinación de puños, patadas y azotes con sus armas, consiguiendo así, repeler a todos sus agresores.

—¡Resiste! —exclamó Rosy, barriéndose sobre el piso.

—Gracias —respondió Andrea, interceptándola con su otro brazo.

—Ni lo menciones —dijo Rosy, sanando la herida con su habilidad para luego volver a la pelea.

Siguiendo el ejemplo de Alex, Rosy comienza a ganar terreno, pateando y empujando a todos sus agresores, Alexia no se queda atrás, ya con su armadura equipada, lanza un fuerte aullido que provoca un cambio drástico en su protección, volviéndola más ligera, pero, sobre todo más amenazadora; las placas que cubren su cuerpo, ahora están dotadas con filosas púas, de las cuales emana una tenue energía helada que circula a su alrededor, retomando una vez más su colérico frenesí, el can se lanza contra todo el que se le cruza en el camino, sollozos, gritos y alaridos, son lo único que se escucha dentro del hospital.

El Réquiem de AlessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora