Parte 3 ✧.*

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Sin soltar palabra alguna ambos ingresaron al bar que, bajo comprensión de Fourth, pertenecía a algún tipo de club privado o algo por el estilo, sobre todo al notar que Gemini lograba que cada guardia allí abriese la puerta para él sin perder el tiempo.

Gemini posaba su mano en la espalda baja del menor, guiándole con suavidad y marcándole de esa manera como su acompañante. La música resonaba a un volumen adecuado mientras que las luces parecían iluminar más que un bar cualquiera.

Aquello le permitió divisar la totalidad del lugar: elegante y soberbio tal como las mismas personas que allí se encontraban, cuyas vestimentas de etiqueta contrastaban directamente con su ropa del día a día.

Apenas Fourth notó que Gemini se dirigía a la barra del lugar, diseñó su propio camino de forma independiente caminando hasta el centro de la pista para bailar y divertirse, llamando la atención de varios allí, incluido el mismo Gemini, que ya sentado en su taburete le miraba.

Justo detrás del cristalino vaso de vodka que acababa de pedir, se ocultaba una sonrisa por parte del pelinegro, admirando la libertad que desperdigaba aquel hermoso chico  tan indócil y salvaje.

A su lado, un castaño de rizos tomaba asiento.

—Curiosa elección, pero me gusta para tí— pronunció Mark al divisar el acompañante de Gemini. Siendo justamente la primera persona que traía al lugar, llamaba su atención lo diferente que lucía aquel chico a lo que él hubiese asumido que podría ser del gusto de Gemini.

La irritada mirada de Gemini se posó en su amigo, quien amaba molestarle por todo, y negó con calma, —No somos nada, sólo estará aquí hoy, le acabo de conocer— a lo lejos, Fourth continuaba bailando y moviéndose libremente al ritmo de la música, ignorando por completo las miradas que se posaban sobre su figura.

El dedo índice de Mark ubicado sobre sus labios en señal de silencio no tardó en ser visto, —No lo digas tan fuerte, o te oirán las víboras ¿No disfrutas de beber sin tenerlas encima?—

El de rizos reía, pero en el fondo tenía razón. Si había algo que enfurecía profundamente a Gemini era tener que soportar la cargosa compañía de algunas personas allí, cuyo único propósito era soltar su veneno y poseer a alguno de los adinerados solteros del club.

Y no podía culparles, pues habían sido criadas bajo ese único propósito, con el fin de aumentar las riquezas de sus propias familias progenitoras, pero para  Gemini el solo hecho de tener que oírlas era un turbio castigo, igual que estar cerca de cualquier ser humano, realmente.

Gemini no era una persona muy sociable, disfrutaba de formar negocios y deshacerse de sus obstáculos, pero cuando se trataba de relaciones con su alrededor preferiría ser enterrado vivo antes de soportar las voces ajenas.

Por lo mismo comprendió de inmediato a lo que Mark se refería, notando recién cómo había podido estar absolutamente tranquilo y beber sin ser molestado justamente aquella noche cuando había hecho ingreso junto a Fourth. Pronto, una lámpara se encendió en su mente, creando la idea completa en lo que veía venir a la molesta chica de siempre, esa tal Paeyah  que definitivamente no se rendía y parecía no saber tomar un 'no' como respuesta. Gemini podía sentir la rabia tomar posesión de todo su torrente sanguíneo, sin embargo, se las arregló para lucir calmado y dócil por fuera, agitando distraído su vaso de vodka, fingiendo no haber notado la presencia de quien ahora tocaba su hombro por detrás. Volteó entonces para mirar abajo, de donde este llamado provenía.

—Gemini...¿Podemos hablar en privado?— sugería la chica, jugueteando nerviosa con sus dedos, y sintiendo su sangre helarse con la gélida mirada del pelinegro, cuya seriedad congelaba cada músculo de su cuerpo. Lentamente, Gemini movió su cabeza en una decidida negación.

—No creo que sea buena idea, Paeyah, dudo que a mi acompañante le agrade verme partir de aquí con alguien más—

El sorprendido jadeo que ella soltó le causó algo de culpa, mayormente por estar 'utilizando' a Fourth para su propia tranquilidad, pero él mismo ya había ayudado bastante a Fourth aquella noche ¿No?

Sería simplemente como tomar de vuelta algo de beneficio, un apoyo mutuo, ni siquiera tendría por qué enterarse de que estaba usando su compañía como excusa para tener algo de tranquilidad.

—Entonces...¿Era verdad que venías junto a él?— preguntó en un hilo de voz la chica, su tono de decepción y tristeza era absolutamente notorio, pero eso a Mark poco le importaba, pues mientras observaba todo lo que sucedía frente a sus ojos se esforzaba por no reír.

—Claro que lo es — interrumpió el de rizos al notar el trastabilleo mental de Gemini, además de aprovechar la instancia perfecta para molestarle y ver el mundo arder, —¡Si se van a casar!— soltó en falsa emoción, recibiendo la mirada de Paeyah y del mismo Gemini, ambos con sus ojos abiertos de par en par, sin poder creer (por distintas razones) las palabras que había pronunciado recién, aquella increíble y "alegre" noticia que no había hecho más que romper toda esperanza de la chica.

—¿Él es... t-tu prometido?—

La rota voz de Paeyah preguntaba apenas, rogando por una última luz de esperanza, sin notar la asesina mirada que Gemini había dirigido a su amigo, quitándole la vida de mil formas distintas en su imaginación, pero sabiendo que por ahora debía seguir con aquel estúpido plan.

Soltó un suspiro, cansado y frustrado, y con la misma voz seria y profesional que utilizaba para cerrar millonarios negocios, Gemini confirmó la falsa noticia, —E-es verdad, Paeyah, él y yo nos vamos a casar....—

¿Qué tan mal podría salir aquello?

Claws of a tigerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora