Caminaron por los pasillos hasta llegar al destino escogido por Gemini. Fourth observaba lo que parecía ser otro living aunque más pequeño, ubicado en una de las habitaciones interiores de aquella mansión. Todo allí era imponente y elegante, cosa que le gustaba de sobremanera.Pronto vió a Gemini tomar asiento en un amplio sofá, soltando un relajado suspiro y cerrando sus ojos. Fourth reconocía aquel gesto, que reflejaba la absoluta confianza y tranquilidad que Gemini sentía estando a su lado.
Un suave calor se extendió por todo su pecho admirando lo inofensivo que lucía el pelinegro de esa manera.
El silencio era delicioso y calmante allí. No necesitaban hablar para saber que estaban cómodos.
—¿No te vas a sentar?— murmuró despacio Gemini, palmeando el asiento a su lado.
—Voy, voy— asintió Fourth pese a que no era visto por el mayor, pues aún tenía sus ojos cerrados.
Fourth no lo pensó mucho, y juguetonamente se sentó una vez más sobre las piernas de Gemini, esta vez, a horcajadas, quedando frente a frente con quien ahora le miraba sorprendido, con sus oscuros ojos abiertos de par en par, haciendo reír al chico.
Esta vez, su risa se contagió de inmediato a Gemini, quien no pudo evitar dejarse llevar, rodeando con sus brazos al menor, abrazándole y pegando sin miedo su rostro al pecho de Fourth, buscando allí su calor y la paz que tanto necesitaba.
Su tibia piel y los latidos del corazón, envolvían en una pacífica burbuja a Gemini. Y tal vez no se atrevería a verbalizarlo, pero justo allí se sentía más protegido que con una pistola o cientos de guardias detrás, justo allí se sentía a salvo...
Lentamente las falanges de Fourth comenzaron a acariciar su oscuro cabello, mimándole sin límites. Podía sentir como el mayor se derretía poco a poco ante su dulzura, incluso, algo parecido a un suave ronroneo era soltado por Gemini.
Con ésto, el castaño rió bajito, totalmente enternecido, captando la atención de Gemini que entonces se separó algo avergonzado.
—¿Qué ocurre, por qué te ríes?— cuestionaba bajito el joven, recibiendo gustoso una nueva caricia en su mejilla.
—Me recuerdas muchísimo a Sky— susurró Fourth, y pronto sintió al mayor tensarse bajo suyo antes de volver a preguntar,
—¿Quién es Sky?— tintado de miedo y quizá algo de celos, su voz resonó en la sala.
Una nueva risita del castaño fue escuchada, aquel rostro juguetón se hacía ver. —Vivo y trabajo a las afueras de un pueblo en Francia, y allí soy cuidador— comenzó a relatar Fourth, captando la atención del contrario.
—¿Cuidador?—
—¡Sip! Cuido especies en peligro, específicamente gatitos...— comentó casual, viendo el ceño de Gemini fruncirse.
—Gatitos...—
La estridente risa de Fourth no se hizo esperar, asintiendo y volviendo a rozar sus dedos en el rostro de Gemini, quien sumido en la deliciosa sensación de aquello cerró una vez más sus ojos, pidiendo más mimos.
Fourth entonces aclaró la idea, —Cuido gatitos...grandes— sonrió con dulzura, —como tigres y jaguares—
Los ojos de Gemini volvieron a abrirse por completo ante esta nueva información, pues era lo último que esperaba oír.
¿Cómo se suponía que se tomase la noticia de que aquel chico cuidaba especies tan peligrosas sin miedo alguno? Nuevos sentimientos por Fourth se instauraron en el pecho del Gemini: respeto y admiración. Y su brillante mirada era el fiel reflejo de ésto.
—Aún no me dices quién es Sky— desvió la atención el mayor, intentando procesar la información.
—Es verdad, pues, Sky es un tigre blanco que llegó hace tiempo a nuestras manos, y a diferencia de los otros felinos, éste no llegó siendo un cachorro. Sus ojos también son extrañamente como los tuyos, y hay que estar muy cerca para notar el ligero tono azulado que esconden— murmuró totalmente cerca de su rostro, sintiendo a Gemini agarrarle con más fuerza, nervioso con esta cercanía.
—Cuando Sky llegó, no dejaba que nadie se le acercara, era agresivo y lejano, pero bastó sólo unas caricias detrás de sus orejas para que se entregase por completo, y ahora es el tigre más dócil y suave que tenemos— sonrió con orgullo, —Sky sólo quería algo de amor—
Las mejillas de Gemini no tardaron en tomar un notorio color carmesí, frunciendo avergonzado su ceño ante la comparativa que Fourth acababa de hacer con su propia persona.
—Pero yo no busco cariño, no necesito eso— refunfuñó con molestia.
—Ah...¿No?— cuestionó riendo el castaño, viendo cómo el mismo Gemini posaba su rostro en la palma extendida del chico, buscando en ésta algo de afecto y atención. Un nuevo quejido frustrado fue soltado por el pelinegro. ¿A quién engañaba? Aquello se sentía increíble.
Dejando de lado sus miedos y su vergüenza, Gemini simplemente volvió a estrechar a Fourth entre sus brazos, ocultando su rostro en el cuello del menor, buscando que su cálido cariño eliminara el frío y la soledad que atacaba cada rincón de su pecho...
—Yo te cuidaré...— susurraba Fourth calmándole, acariciando su oscuro cabello, y dejando un dulce beso en su cabeza.
Aquel arisco joven acababa de ser amansado con la dulzura de Fourth.
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Claws of a tiger
RomanceDonde Fourth finge ser el sugar baby del jefe de la Bratva sin saber que terminaría enamorado. ¡ADAPTACIÓN! Esta historia no me pertenece, créditos a su creador@. Favor de avisar si hay errores #1 geminifourth 15-abr-2024