El sosegado y tranquilo ambiente recibe con calma el despertar de Fourth, que se ve aún rodeado por la falta de luz pues la tela del cortinaje le protege del sol que deslumbra afuera.Refriega sus párpados con algo de confusión ante la falta del usual ruido que solía despertarle por las mañanas, y que justamente no existe ahora. Mira apenas a su alrededor, cada lujoso mueble de la suite adorna hermosamente la habitación.
Recordando prontamente su razón de estar ahí, sonríe aún somnoliento, bostezando cómodamente y estirando sus músculos todavía recostado en la enorme cama que tan buen descanso le dió.
Mirando a un costado encontró sobre la mesita una nota perfectamente escrita, firmada por Gemini, donde le comentaba una serie de cosas, dejando ver una vez más lo ordenado que era el joven y lo controlado que amaba tener todo.
En esta nota, aparte de comunicarle que estaba listo todo lo necesario para que tomara un baño y que podía pedir lo que deseara para desayunar, Gemini dejó claro que había preparado para él un vehículo personal con chofer, dispuesto a llevarle donde fuese necesario.
Una sincera sonrisa surcó el rostro del menor, pues valoraba de sobremanera la libertad que el pelinegro le entregaba sin atosigarle ni controlarle, mientras, al mismo tiempo, le proveía incluso más de lo que requería en su estadía allí en Rusia.
Animado, Fourth bajó al hall central del hotel una vez estuvo listo, encontrando ahí a quien le acompañaría y llevaría donde solicitase.
El castaño desdobló un arrugado papel que contenía la dirección específica, entregándosela al conductor.
Extrañado, el chofer simplemente se dejó guiar, llevándole a lo que parecía ser una simple casa antigua en mitad de un barrio común y corriente. Notoriamente Fourth se encontraba nervioso, murmuró un agradecimiento y bajó del vehículo, llamando a la puerta de aquel hogar.
De allí, un envejecido hombre de visibles canas y arrugas en el rostro salió, algo malhumorado.
—B-buenos días señor, ¿Es usted Jean Pierre?— balbuceó torpemente Fourth, hablando francés.
El ceño del anciano se frunció todavía más, aunque un dejo de familiaridad se dejó ver al oír tan natural acento que justamente él compartía con aquel chico, utilizando el mismo idioma extranjero.
—Sí, soy yo... ¿Qué es lo que quieres?—
—P-pues...verá, mi nombre es Fourth, y provengo del mismo pueblo donde usted creció. Tenía entendido que aún posee esa galería de arte allá, donde exhibía sus famosas obras de arte ¿No es así?— explicó aún inquieto el chico, sin recibir respuesta del contrario.
Ante el silencio del anciano, Fourth continuó explicándose, —Yo quería saber si me permitiría usted utilizar esa galería, que ahora se encuentra cerrada, para exhibir también algunas pinturas— su voz se agudizaba denotando el nerviosismo que le ahogaba.
La curiosidad brilló levemente en los ojos del hombre mayor, —¿Tú también pintas?— pronunció suavizando su actitud, deshaciendo la dureza de su voz y relajando incluso sus músculos.
—N-no...no es para mí, es para mi madre, Gim, ella ha pintado durante estos años, lleva bastante tiempo con demencia y pérdida de memoria sobretodo a corto plazo, y me gustaría cumplir su sueño de ver esos cuadros siendo exhibidos, antes de que olvide todo...—
Su voz resonó algo rota, y su garganta dolía ante el triste pensamiento de ver a su madre progresivamente perdiendo sus recuerdos.
—Lamento oír eso, pero me temo que la galería ya fue vendida y probablemente la demuelan para construir algo en ese terreno, justamente la vendí para poder venir aquí a vivir mis últimos años— Informó el sujeto, oyendo el pequeño jadeo de sorpresa que Fourth soltó, asintiendo mientras agradecía por su tiempo, dejando ver un intento de sonrisa que lucía en realidad como una mueca.
Un silencio sepulcral invadió a Fourth caminando de vuelta al vehículo y notando recién que el conductor había estado a su lado todo este tiempo cuidándole. Sentía sus ojitos aguarse, soltando un ahogado quejido apenas estuvo dentro del automóvil, y rompiendo en llanto desde el asiento trasero, sabiendo que había fallado, le había fallado a su madre y se había fallado a sí mismo. Sollozaba sintiendo un desgarrador dolor en su garganta, mientras las tibias lágrimas rodaban por sus mejillas.
Sin querer, con sus manos empuñadas se hacía daño a sí mismo, deseando gritar de rabia y pena, sintiendo que el propio aire le faltaba, llorando de cansancio, decepción, vergüenza y frustración. ¿Cómo se suponía que volvería a casa así, sin haber logrado nada en absoluto?
—¿Desea que le lleve donde el señor Norawit?— preguntó despacio el conductor, viendo a Fourth negar sin poder detener sus sollozos,
—No, al hotel por favor...Quiero estar solo—
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Claws of a tiger
RomanceDonde Fourth finge ser el sugar baby del jefe de la Bratva sin saber que terminaría enamorado. ¡ADAPTACIÓN! Esta historia no me pertenece, créditos a su creador@. Favor de avisar si hay errores #1 geminifourth 15-abr-2024