Parte 16 ✧.*

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—Son garras, ¿Verdad?— preguntaba con suavidad Gemini, refiriéndose a las cuatro largas cicatrices que Fourth tenía en su espalda.

Un asentimiento silencioso fue la primera respuesta del menor, volteando su rostro para mirarle.

—Fue Sky...— confesó en un entristecido murmullo, haciendo a Gemini recordar que era justamente aquel tigre blanco que Fourth había comparado con él anteriormente. Pronto el castaño se dio vuelta completamente, quedando cara a cara con el mas alto.

—¿Cómo ocurrió eso?—

—Pues...esto pasó justamente en su primer día con nosotros—

—¿Cuando intentaste acercarte?— cuestionaba Gemini intentando imaginar el cómo había sucedido, sin embargo Fourth negó ante su idea.

—Al contrario...— Recordando los sucesos, sonrió levemente, verbalizando entonces su historia, —Tras haberme podido acercar a él con caricias y mimitos, Sky estaba tranquilo con mi presencia en su territorio, y pareció no gustarle cuando era tiempo de dejarle ahí solito, porque fue apenas le dí la espalda que me hirió. Sentí sus enormes garras enterrarse con desesperación en mi espalda, rasgándola por completo— murmuró pálido Fourth recordando ese dolor físico.

—¿Te hizo daño para mantenerte a su lado?— la rabia del pelinegro se hacía notoria en su voz.

—No lo hizo a propósito— susurró melancólicamente el menor, —Sky tenía miedo de quedar solo otra vez y ser maltratado como ya le había ocurrido,
no lo hizo con maldad, simplemente le aterraba el abandono y la soledad, si me hubiese querido atacar agresivamente yo ni siquiera estaría aquí ahora mismo— aseveró siendo comprendida su idea de que no habría salido con vida de algo así.

—Entiendo...¿Y no te enojaste con Sky por hacerte esto aunque fuese sin querer?—

Tan sólo unos segundos pensó Fourth en ello, negando de inmediato con total convicción, —No, de hecho esa noche dormí en la jaula de Sky, acompañándole aunque yo seguía herido—

Un suspiro fue soltado por el castaño, continuando, —eran rasguños superficiales, no habían órganos comprometidos ni nada, sólo algo de sangre y bastante dolor... Tras limpiar mis heridas me recosté junto a él, aunque no pude descansar por el malestar. Esa noche Sky no durmió tampoco, se quedó lamiendo mi mano arrepentido, comprendiendo que me había hecho daño, supongo que era su manera de pedir perdón...—

Con atención le oía Gemini, ensimismado imaginando cada suceso.

—¿Y jamás pensaron en deshacerse de ese tigre?— con curiosidad Gemini daba vueltas a la problemática, intentando ponerse en el lugar del castaño, sin comprender aún cómo éste podía estar tan tranquilo con todo lo ocurrido.

—Mi familia lo pensó, pensaron que corría peligro si seguía cuidando de Sky, pero es que ellos siempre le han tenido temor a los gatitos que cuido—

—¿Y tú no?— sorprendido Gemini llenaba de preguntas al chico.

—Estoy consciente de lo peligrosos que pueden llegar a ser, pero también sé que son seres sintientes y que merecen una oportunidad, no por ser aterradores significa que sean malos o que no necesitan de cariño y cuidados—

Sin saberlo, aquellas precisas palabras habían calado en lo más hondo de Gemini, pues era justamente como se sentía constantemente. Tras haber creado su aterradora imagen como mafioso, jefe de la Bratva, la soledad era todo lo que había a su alrededor.

Siempre era cuidadosamente observado desde lejos, con morbo y curiosidad, por gente que probablemente estaría imaginando la cantidad de personas que aquel joven habría herido y asesinado despiadadamente, pero jamás había tenido antes la oportunidad de sentir la cercanía de alguien que no le viese de esa manera, justamente como Fourth, que había sido capaz de acercarse a él y confiar incluso si a su lado corría peligro, poniendo en primer lugar su cometido de apoyar a Gemini, disfrutando de su compañía en vez de cegarse por saber detalles oscuros de su persona y de su carrera en la mafia. El castaño había brillado desde un inicio, dejándole ver su espontaneidad y alegría, metiéndose bajo la piel de Gemini con aquella colorida personalidad que desde el comienzo había llamado su atención y sobretodo fascinado. Su mente entonces volvió al presente, pensando en lo sucedido con Sky, y Gemini se prometió a sí mismo jamás dañar así a Fourth.

No se permitiría ser él quien hiriera física o emocionalmente a quien justamente ahora le debía su calma y bienestar, y definitivamente pondría primero la propia libertad de quien le había hecho volver a sonreír, volver a confiar...

Gemini estaba convencido, de que su mayor objetivo sería cuidar de Fourth, y hacer lo necesario por ver a diario aquella sonrisa que hermoseaba su vida entera.

Claws of a tigerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora