Un bajito quejido malcriado salió de Paeyah, volteando a mirar la pista de baile, justamente donde el animado joven castaño se encontraba bailando y animando el ambiente para quienes merodeaban cerca suyo, haciéndoles sonreír con su luminosa y alegre personalidad.—¡Pero él ni siquiera pertenece aquí!— alegó rezongando la chica, —él no es uno de nosotros—
—Proviene de una familia extranjera, son gente de dinero, ya está todo arreglado para el matrimonio— se apresuró a mentir Mark, esperando que pronto ella se callase.
Y favorablemente sus intentos funcionaron, pues tras una última demostración de enojo dió media vuelta alejándose de todos allí, dejando a Gemini junto a su castaño amigo conversar por fin en paz, totalmente ignorantes de las consecuencias de lo recién hecho.
Hundidos en sus propios temas de interés, no fueron capaces de notar que desde atrás se acercaba Fourth, sosteniendo aquella actitud burlona y atrevida.
—¿Me compras un batido de chocolate?— pidió sin vergüenza alguna, apoyándose en la barra.
Tanto Mark como Gemini se quedaron observándole con una mezcla entre intriga y diversión, —¿De dónde se supone que saquen un batido de chocolate para tí en mitad de un bar?— cuestionaba Gemini sin molestia en su hablar, casi riendo.
Los hombros de Fourth se alzaron despreocupadamente, —No lo sé, eso debería ser tarea de mi prometido ¿No lo crees?—
—¿C-cómo?— fue lo único que Gemini pudo pronunciar torpemente, sintiendo su rostro palidecer.
—Bueno... Después de haber sido recién amenazado por una loca allá en la pista de baile y enterarme de que aparentemente nos casaremos según ella dijo, pues... me entró algo de sed y calor, ¿No puede mi futuro marido cumplirme este antojo?—
Su ceja alzada en dirección al pelinegro y el audible jadeo soltado por Mark seguido de una estridente risotada, hicieron a Gemini tensarse por completo. Sus latidos acelerados golpetearon contra su pecho agresivamente, sumado al calor que invadió y enrojeció todo su rostro.
—Y-yo...ehm...— no había vuelta atrás, y Gemini estaba plenamente consciente de ello.
—Tú me das ese batido y yo le guardo el secreto a este hombre guapo y mentiroso— propuso descaradamente Fourth, sin un ápice de preocupación en esa burlesca vocecita.
—Este chico me agrada— carcajeó Mark, —anda Gemini, dale su batido—
—¿De dónde cojones se supone que voy a sacar yo un- — la acusativa mirada de ambos detuvo la negativa de Gemini, haciéndole bufar —Bien...dame un momento— gruñó entonces, tan sólo un par de segundos texteando en su móvil y consecuentemente dió aviso que aquello estaba arreglado y sería traído hasta el lugar su tan anhelado batido de chocolate.
—Seguiré bailando entonces— informó alegre Fourth, moviéndose de vuelta al centro del local.
Suspiró profundamente, viendo a Fourth disfrutando allí sin prisa. Ni siquiera podía molestarse con él, simplemente masajeó el puente de su nariz, ocultando una vez más la sonrisa que aquel chico causaba en él.
Internamente sabía que debía agradecerle por tomarse aquello tan bien, y por guardarle su tonto y vergonzoso secreto de la mentira recién usada.
—Oye, ¿Y tú no pensabas contarme que te ibas a casar?— una nueva voz detrás suyo apareció de forma repentina.
Era su mayor socio y mentor allí, Phuwin Tangsakyuen, quien justamente ahora palmeaba con fuerza su ancha espalda, riendo con orgullo, —Yo sabía que me harías caso y formarías tu propia familia, así me gusta— continuaba golpeando amistosamente cerca de su hombro, sin alcanzar a ver la urgida mirada que el pelinegro le dirigía ahora a Mark, sabiendo a ciencia cierta que la estúpida mentira soltada por el de rizos ahora estaba en boca de todos, siendo la noticia del momento en aquel pequeño y cerrado club donde todos se conocían.
Agradeció mentalmente la interrupción de uno de los trabajadores, que con prisa se acercaba a ellos portando en sus manos el pedido recién realizado. El cuidadosamente envuelto batido de chocolate esperaba a su dueño.
Fourth, totalmente animado caminó hasta allí tras recibir la gélida mirada de Gemini y ver su antojo en las manos de éste. Fourth era tremendamente listo, y apenas sintió la incomodidad del pelinegro comprendió que estaba en problemas frente al desconocido hombre.
—Phuwin, éste es....— hubo un silencio por parte de Gemini, dándose cuenta de que no conocía aún cómo se llamaba.
—Fourth— completó el menor su propio nombre, ayudándole.
— y Fourth... él es Phuwin— les presentó mutuamente, viendo la gracia y delicadeza con que Fourth estiraba su mano para saludar.
—Un gusto conocerle, señor Phuwin, me han hablado muchísimo de usted— mintió sonriente.
Todos allí pudieron apreciar el brillo de felicidad que se posó en los negros ojos de Phuwin al oír aquello, convencido del encanto que aquel joven poseía. Era realmente perfecto para su amigo Gemini, de eso estaba segurísimo.
Gemini sintió como la mano de Fourth tomaba la suya, haciéndole rodear su diminuta cintura en un acto de confianza y cercanía. La sonrisa de Phuwin se extendía aún más al verles así de felices y acaramelados, —¿Por qué no nos acompañas mañana en el cóctel, Fourth?— ofreció.
La risa de Mark resonaba a su lado, divertido de verles en problemas por su propia culpa.
—¡Claro! Allí estaré— informó casual Fourth, abrazando a Gemini por el cuello y acortando aún más la distancia entre ambos.
Un susurro discreto fue pronunciado por Fourth, que sólo Gemini pudo oír, —Esto te va a salir caro, rusito— amenazaba sonriente...sabiendo perfectamente cuál era su plan.
¿Cómo iban a arreglar esto ahora?
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Claws of a tiger
RomanceDonde Fourth finge ser el sugar baby del jefe de la Bratva sin saber que terminaría enamorado. ¡ADAPTACIÓN! Esta historia no me pertenece, créditos a su creador@. Favor de avisar si hay errores #1 geminifourth 15-abr-2024