18.

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JUNGKOOK:












Ante el escándalo que montó Naya dentro del bar, unos tipos de seguridad advirtieron que nos retiremos o llamarían a la policía. No tuvimos otra opción y salimos del bar mientras Naya aun seguía reclamando por lo mismo una y otra vez.

- Es que no lo puedo creer. Mi propio padre apañando la infidelidad de su yerno... ¡Que descaro! - su mirada se volvió intensa del enojo.- ¿Cómo pudiste padre?

El amigo de Jimin carraspeó incomodo y murmuró.- Nosotros nos vamos.

Toma la mano de una Sony shockeada y sin decir más se alejan hacía un coche.

- ¿Ella y él...? - titubea mi hija mirando a los otros a lo lejos.

- Si, ellos dos están juntos.- respondió Jimin serio.- Sony solo es mi amiga y la hiciste pasar un mal rato al insultarla con adjetivos desagradables.

Naya quedó boquiabierta al escuchar a Jimin y pronto todo ella se relajó.

- Lo siento, pero yo...- empieza el arrepentimiento de ella.- crei que tenias algo con esa mujer. La llevas a restaurantes casi a diario y...- hizo un puchero.- Soy una tonta.

- ¿Cómo sabes que la llevo a restaurantes? - Jimin entrecerró los ojos al mirarla.

Y yo sentí que sobraba en esa discusión de "esposos".

- Tu silencio me dice todo. Me mandaste a seguir con alguien.

Ella asintió avergonzada.- Después de descubrir un supuesto chupon en tu cuello contraté a un detective para que te vigilara.- admite.- Él me informa de tu día a día y al principio, solo me contó que después del trabajo te regresas a la casa que compartes con mi padre, sentí un alivio saber eso pero días después me mandó fotos de ti con esa mujer, ambos pasando ratos juntos. No fue una vez, fueron varias y creí que ella era tu amante.

- No lo es.- asegura Jimin y de reojo me observa. Tragué saliva.- Nosotros estamos separados y con un divorcio en camino, no puedes seguir reclamandome por todo.

- Seguimos casados.- dijo Naya alzando su mano para que Jimin vea su anillo aun colocado en su dedo.

Suspiré.

Esta discusión no tiene cuando acabar y empiezo a sentirme incómodo. ¿Cómo no estarlo? Jimin es mi pareja día a día. Compartimos la cama y mucho más, y ahora tengo que escuchar como mi hija le reclama cosas. Es entonces que la realidad me golpea con fuerza. Ellos siguen casados. Naya tiene derecho a insistir con Jimin porque siguen unidos ante la ley como marido y mujer.

Es tan terrible.

- Es tarde, vete a tu casa.- le pide Jimin.

Naya puso sus ojos de cachorra.

Ya sabía lo que seguía.

Solo puede significar una cosa esa mirada.

- Mamá salió de viaje, ¿Pueden llevarme con ustedes? - su mirada es suplicante.- No quiero estar solita.

- No creo que sea una buena idea.- respondo de inmediato.

Mi hija me miró sorprendida.- Me niegas una noche en tu casa. No lo puedo creer.

Si lo dice así suena horrible.

¿Por qué tuve una hija tan manipuladora?

- Esta bien. Vamos.- me resigne ante ella.

Y Naya celebró con una sonrisa. Por otra parte Jimin me tomó del brazo e hizo que lo mire.- Pero Jungkook, ¿Donde va a dormir ella? - preguntó entredientes y entendí a que se refería, fue una pregunta con más trasfondo.

Porque Jimin y yo ocupamos la misma habitación. Dormimos juntos. Usamos el mismo armario. El mismo baño. Etc.
Nos gusta compartir el mismo espacio juntos. Obviamente en la pequeña casa existe otra habitación que supuestamente debía ser para Jimin pero al final no fue así. Esa es la que ocupará Naya por esta noche pero debo trasladar algunas cosas mías para aparentar que esa es mi habitación.

- Tu déjalo a mi. Yo lo arreglo.- le contesté y lo tranquilizo.

- Ustedes se llevan muy bien. Son unos verdaderos roomies.- murmura Naya al darse cuenta de nuestra química al hablar.

Si supieras hija.

Si supieras la verdad solo te dolería.













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Me siento nervioso mientras arreglo la habitación donde dormirá mi hija. La razón no solo es porque ella se quedará en la casa por esta noche y hay peligro de que pueda descubrirnos, en realidad es, porque deje a Jimin y a Naya a solas en la sala. Escucho sus voces aunque no entiendo de qué hablan pero me da un escalofrío pensar que ella se atreva a besarlo. Tocarlo.

Sobre todo tocarlo.

Siento celos de mi propia hija.

No quiero que toque a Jimin.

Me dolería verlos.

- Mierda.- suelto al aire y me apuro para regresar a la sala.

Y cuando lo hago suspiro de alivio al encontrarlos solo hablando.

- Y despide a ese detective. Te ves tan desquiciada al mandarme a vigilar.- le reclama Jimin a una Naya sentada a su lado.

- Esta bien, esta bien.- mira a Jimin como si fuera una presa de carne por devorar.

Carraspeo llamando la atención de ambos.

- Esta lista la habitación para ti hija. Pasa a descansar.- señalo con la mirada la dirección.

Ella se levanta del sofá.

- Siento que será incómodo para ustedes dormir juntos por esta noche. -. ¡Si supieras! - Puedo dormir con Jimin. No hay ningún problema porque seguimos siendo esposos.- sonríe encantada con la idea.

Definitivamente no va a pasar. No lo permitiré.

- Estamos bien Naya. Tu descansa.- aseguro bastante incómodo por la situación.

- Bien...- se dirige hacía la habitación pero se detiene a medio camino y gira a verme.- Te cuento que mi madre mandó a anular el matrimonio religioso de ustedes, y sobre el civil, hoy por la mañana se reunió con su abogado y firmó unos papeles, creo que es el divorcio así que pronto tendrás noticias. Espero que estés contento Papá, lo lograste, ella te está dejando libre. Duerme feliz con la noticia de que se acabó un matrimonio de más de veinte años por tu errónea decisión.

Y Naya se metió a la habitación.

Dejándome con un sabor amargo en la boca por esta nube de emociones cuando se trata de ella.

¿Por fin libre?

Con Jimin nos observamos y él sonríe.- Pronto serás libre.

Dejó un beso en mis labios.

Lo observe espantado y susurré.- Esta ella aquí, controlate.

- Tienes razón. Toca controlar las ganas de besarte por esta noche.- él soltó un suspiro de tristeza.

Si, toca controlarse.








Solos ~ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora