Capítulo 2

358 27 1
                                    

Sentado sobre un confortable sillón bermellón, suspiró con los ojos cerrados, echando la cabeza hacia atrás mientras movía su cuello de lado a lado, totalmente extasiado por el relajo que le envolvía. El efecto de la marihuana lentamente comenzaba a disipar, notando a través del gran ventanal que el anochecer se avecinaba.

Un sutil resplandor de luz enfocaba la sala, cada uno disfrutando bajo la dulce melodía de one love de Bob Marley; en su propio transe elevador. Resultó ser una tarde agradable, Yoongi era un chico bastante sociable y encantador. Y aunque decidió ir con el temor corriendo por sus venas, nada sucedió, porque Jeon Jeongguk nunca se encontró entre ellos.

No iba a negarlo, ese chico le gustaba, demasiado como para poder manejarlo. Pero el solo hecho de tenerle cerca le abrumaba. Ningún tipo de vínculo anterior existía entre ellos, jamás se habían topado ni mucho menos hablado, pero Jimin siempre le observó desde la lejanía.

Quiso comprenderlo, buscar alguna excusa. La única conclusión coherente era que Jeongguk no era como los demás. No era la clase de chico que constantemente iba arrastrándose a sus pies, codiciando la enorme belleza que poseía con el solo propósito de llevárselo a la cama. Él siempre le ignoró, mirada al frente, soberbia y dominante.

¿Qué quieren pedir para comer? —Yoongi apareció con un teléfono sobre su oído.

Hoseok le abrazó por detrás, besándole la mejilla.

Creo que alguien ha bajado de la nube con hambre — Dijo.

¿Sushi? —Comenzó Taehyung—. No, espera, pizza. ¿Y si mejor pedimos hamburguesas?

Tráigame tres piezas de sushi, dos pizza familiar y cuatro hamburguesas con queso doble. Sí, pago en efectivo — Yoongi demandó, como si el presupuesto realmente no fuera mayor problema para él.

Jimin contuvo una carcajada ante la mirada pasmada de Taehyung. Hoseok lucía ambientado con la situación, caminando con total normalidad hacia la cocina, trayendo consigo cuatro botellas de refrescante cerveza.

A penas destapadas, Jimin comenzó a beber del líquido sin precaución, a solo centímetros de acabársela por completo. Su garganta volvía a tornarse refrescante, lamiendo sus labios resecos con anhelo.

Vives solo, ¿No? —Taehyung preguntó con gran curiosidad, arrastrando la mirada por la sala de paredes blancas.

Entonces Jimin notó qué desde que habían llegado, Yoongi en ningún momento procuró nombrar la presencia de alguien más en el departamento. Sin embargo, era

comprensible, no tenían el derecho a saber de todos modos, pero la lengua de su amigo era bastante preguntona.

Solía compartir piso con un amigo.

¿Jeongguk? —Yoongi solo asintió—. Por cierto, ¿Dónde está? Él siempre está contigo.

La mayor parte del tiempo no. Él... bueno, él tiene sus propios asuntos.

Ante una conversación que comenzaba a tornarse tensa e incómoda, Jimin decidió recorrer los pequeños pasillos para ingresar al baño. Mirarse al espejo fue una gran impresión, la marihuana siempre dejaba los contornos de sus ojos irritados, luciendo sus verdes esmeraldas más claros de lo normal.

De pronto una leve emoción de angustia comenzó a atormentarle. Diablos, como odiaba la vida que llevaba. La monotonía le embargaba y no hallaba la forma de escapar de ella. Quería volver a casa, pero incluso si podía, no quería. Él realmente no sabía lo que quería.

Sacó el celular de su bolsillo y miró su rostro reflejado en la pantalla apagada, temiendo observar los continuos mensajes de amenazas de su madre. Ella no merecía aquel martirio, pero él tampoco merecía ser regañado y cuestionado por cada cosa que hacía.

HASTA QUE TE CONOCÍ ✿ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora