Capítulo 10

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El bullicio y el alboroto de las risas de las personas que a esas alturas estaban fuera de sus límites de consciencia absorbían sus jadeos, sus intentos fallidos por liberarse del agarre de esas manos grandes y toscas. La piel le ardía bajo el tacto y podía sentir como el hueso de su antebrazo zumbaba. No era un chiste. Jeongguk molesto no era un jodido chiste.

Se paró en su sitio, enterrando los talones en la tierra mientras avistaba la Ford lobo negra y a Yoongi recargado sobre ella, mirándoles expectante. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y Jimin quiso borrarle ese destello acusador de una bofetada. Un solo tirón fue capaz de desestabilizarle y prácticamente saltó para procurar no tropezar ante la urgencia de ser empujado para avanzar.

Golpeó la espalda de Jeongguk y le arañó el hombro como última opción. Para cuando se halló rodeado de individuos que no conocía, Jimin estaba chillando, dejando de lado el orgullo cuando le miraron burlesco. No quería estar ahí. Él la estaba pasando bien con sus amigos y no era justo que Jeongguk le estropeara la noche.

¿Ese es el mocoso, JK?

Preguntó uno de ellos. Se le hacía familiar, pero Jimin no pudo discernir de dónde. Su aspecto era espigado. Con

facciones pétreas y desarrolladas supo deducir que era un hombre mayor.

Jeongguk le lanzó una mirada airada, forzándole a que cerrara la puta boca. Yoongi miró al tipo como si hubiese dicho algo fuera de lugar, se metió la mano al bolsillo y lanzó a Jeongguk las llaves de la camioneta. Él las cogió en el aire.

Jimin realmente no entendía absolutamente nada. Tampoco estaba en condiciones para hacerlo, de todos modos. Lo único que había penetrado en su cerebro era la mofa al dirigirse hacia su persona como mocoso. ¿Qué se creía? ¡Él no era ningún mocoso!

Jeongguk abrió la puerta del copiloto, pero antes de que pudiera exigirle que subiera, Jimin se había lanzado a Bogum como un gato ofuscado. Con los dedos directos a arañarle el rostro, Jeongguk lo atrapó de la cintura, manteniéndose estable cuando Jimin pataleó.

¡Mi nombre es Park Jimin, maldito! ¡Park Jimin!

Era realmente tonto discutir por algo tan simple, pero Jeongguk comprendió que Jimin necesita descargar su frustración con alguien, después de todo le habían aguado la fiesta. Sin embargo, no se arrepentía en absoluto, y lo seguiría haciendo cada vez que sintiera que no estaba en buenas manos.

Jimin fue sometido al asiento delantero y se negó a mirar a Jeongguk cuando su aroma tan característico a lavanda

atravesó sus fosas nasales aun entumecidas para abrocharle el cinturón de seguridad. Jimin alzó el mentón aniñado y lo corrió hacia el lado contrario cuando Jeongguk le miró. Con un tono hostil, murmuró:

Sabes que me voy a soltar esta mierda y correr lejos cuando rodees la camioneta, ¿Verdad?

Entonces se acobardó cuando Jeongguk rugió y le cogió duramente el mentón, obligándole a que esmeralda y pardo se encontraran. Tenía el ceño fruncido y una vena palpitaba en el centro de su frente.

Si te atreves a sacar siquiera un pie fuera, voy a llevarte a donde todos puedan verte, te bajaré los pantalones y te azotaré el culo hasta que llores —Su tono era bajo, muy áspero—. Entonces te daré un jodido motivo para que te enojes con razón.

Jimin bufó, desviando la mirada, cruzándose de brazos para darle a entender que no estaba interesado.

No serías capaz.

— ¡¿Ah, no?!

Sus ojos se abrieron con impresión cuando Jeongguk llevó las manos al pestillo del cinturón. La determinación le hizo comprender que hablaba en serio. Jimin le sujetó las muñecas, hablando veloz.

HASTA QUE TE CONOCÍ ✿ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora