Capítulo 11

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Esa noche me fue imposible dormir. Primero me senté en el sofá y luego sobre la cama, con el teléfono a mi lado. Ni siquiera una tetera llena y una montaña de correos electrónicos pudieron apartar mi mente de los acontecimientos del día. La idea de que las brujas pudieran haber asesinado a mis padres estaba más allá de mi comprensión. Traté de alejar de mi mente esos pensamientos y me concentré en el hechizo del Ashmole 782 y el interés de Park por él.

Al amanecer todavía estaba despierto, me di una ducha y me cambié. Por increíble que pudiera parecer, no podía ni pensar en desayunar. Así que en vez de tomar algo, me senté junto a la puerta y esperé a que llegara la hora de que la Bodleiana abriera; luego recorrí la breve distancia hasta la biblioteca y me dirigí a mi asiento habitual. Tenía el teléfono en mi bolsillo con el modo vibración, a pesar de que odiaba que los teléfonos empezaran a sonar en medio del silencio.

A las diez y media, Park Jinyoung entró tranquilamente y se sentó en el extremo opuesto de la sala. Con el pretexto de devolver un manuscrito, me dirigí otra vez hasta el mostrador de los pedidos para asegurarme de que Seokjin se encontraba aún en la biblioteca. Allí estaba... y parecía enfadado.

—No me digas que ese brujo se ha sentado allí.

—Efectivamente. No aparta su mirada de mi espalda mientras trabajo.

—Ojalá yo fuera más corpulento —exclamó Seokjin con el ceño fruncido.

—Tengo la sensación de que se necesita algo más que el tamaño para disuadir a esa criatura. —Le dirigí una sonrisa irónica.

Cuando Jungkook entró en el ala Selden, sin previo aviso y sin hacer el menor ruido, ningún círculo helado en la espalda me anunció su llegada. En cambio, hubo toques de copos de nieve en mi pelo, mis hombros y mi espalda, como si estuviera examinándome rápidamente para asegurarse de que yo estaba entero.

Aferré con los dedos la mesa que tenía delante de mí. Durante unos instantes, no me atreví a girarme por si sólo se trataba de Seokjin. Cuando vi que efectivamente era Jungkook, mi corazón dio un solo brinco con un ruido sordo.

Pero el vampiro no me miraba a mí, sino a Park Jinyoung, con rostro feroz.

— Jungkook —lo llamé en voz baja, poniéndome de pie.

Apartó sus ojos del brujo y se acercó a mí. Cuando fruncí el ceño con aire vacilante ante su fiera expresión, me dirigió una sonrisa tranquilizadora.

—Tengo entendido que ha habido algún alboroto. —Estaba tan cerca que el frío de su cuerpo causaba la placentera sensación de una brisa en un día de verano.

—Nada que no pudiéramos controlar —repliqué con voz inexpresiva, consciente de la presencia de Park.

—¿Puede nuestra conversación esperar..., sólo hasta el final del día? —preguntó. Jungkook rozó con sus dedos una protuberancia en su esternón, visible bajo las fibras delicadas de su jersey. Me pregunté qué sería lo que llevaba cerca de su corazón—. Podríamos ir a clase de yoga.

Aunque no había dormido, un viaje a Woodstock en un vehículo en movimiento con una estupenda protección acústica, seguido de una hora y media de movimiento meditativo, parecía perfecto.

—Eso sería estupendo —acepté, sinceramente.

—¿Quieres que venga a trabajar aquí? —preguntó, inclinándose sobre mí. Su olor era tan fuerte como perturbador.

—No es necesario —respondí con firmeza.

—No dejes de decírmelo si cambias de idea. De todos modos, te veré fuera de Hertford a las seis. — Jungkook sostuvo mi mirada unos instantes más. Luego dirigió una mirada de odio en dirección a Park Jinyoung y regresó a su asiento.

El descubrimiento de Kim Taehyung - KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora