Capítulo 8

110 12 4
                                    

Sinceramente, este coche es demasiado llamativo. —El pelo se enredaba entre mis dedos, siseando y soltándose mientras yo trataba de apartármelo de la cara.

Jungkook estaba apoyado sobre un lateral de su Jaguar con aspecto pulcro y relajado. Incluso con sus prendas de yoga, de color gris y negro, como era de esperar, estaba inmaculado, aunque considerablemente menos formal que con la ropa que llevaba en la biblioteca.

Al contemplar las finas líneas del coche negro y al elegante vampiro, me sentí inexplicablemente irritado. No había tenido un buen día. La cinta transportadora de la biblioteca se había estropeado, y tardaron un tiempo interminable en ir a buscar mis manuscritos. Mi discurso de apertura seguía sin avanzar, y estaba empezando a mirar el calendario con preocupación, imaginando una sala llena de colegas que me acosaban con preguntas difíciles. Estábamos casi en el mes de octubre, y el discurso era en noviembre.

—¿Crees que un utilitario sería un subterfugio mejor? —preguntó, extendiendo la mano para tomar mi esterilla de yoga.

—No, realmente no. —Allí, de pie en el crepúsculo de otoño, no podía ser otra cosa que un vampiro; sin embargo, la creciente oleada de estudiantes y profesores pasaban junto a él sin volver ni siquiera la cabeza. Si ellos no podían intuir lo que era, ver lo que era, allí, al aire libre, el coche era algo irrelevante. La irritación creció bajo mi piel.

—¿He hecho algo malo? —Sus ojos color gris verdoso estaban muy abiertos, con aire inocente. Abrió la puerta del vehículo y respiró hondo cuando me deslicé junto a él para subir.

Mi enfado estalló.

—¿Estás olfateándome? —Después de lo ocurrido el día anterior sospechaba que mi cuerpo le estaba dando toda clase de información que yo no quería que él recibiera.

—No me tientes —murmuró, al cerrar la puerta conmigo dentro. El pelo de mi nuca se erizó ligeramente cuando la insinuación de sus palabras se hizo clara. Abrió con rapidez el maletero y metió allí mi esterilla.

El aire de la noche inundó el coche cuando el vampiro subió sin el menor esfuerzo visible ni incomodidad al doblar las rodillas. Frunció el ceño e hizo un gesto que indicaba compasión.

—¿Un mal día?

Le dirigí una mirada fulminante. Jungkook sabía exactamente cómo había sido mi día. Él y SeokJin habían estado en la sala Duke Humphrey otra vez, manteniendo a las otras criaturas alejadas de mi alrededor. Cuando nos fuimos para cambiarnos de ropa para la clase de yoga, Seokjin se había quedado atrás para asegurarse de que no nos seguían una fila de daimones... o algo peor.

Jungkook puso en marcha el coche y avanzó por la carretera de Woodstock sin hacer el menor intento de entablar conversación. Por allí sólo había casas.

—¿Adónde vamos? —pregunté con desconfianza.

—A clase de yoga —respondió tranquilamente—. A juzgar por tu humor, yo diría que lo necesitas.

—¿Y dónde es esa clase de yoga? —quise saber. Íbamos rumbo al campo, en dirección a Blenheim.

—¿Has cambiado de idea? —La voz de Jungkook tenía un toque de exasperación
—. ¿Te llevo de vuelta a la academia de High Street?

Me estremecí al recordar la clase tan poco estimulante de la noche anterior.

—No.

—Entonces, relájate. No te voy a raptar. Puede ser agradable dejar que otra persona tome las decisiones. Además, es una sorpresa.

—Hummm —repliqué. Encendió el equipo de música, y de los altavoces salió música clásica.

—Deja de pensar y escucha —sugirió—. Es imposible estar tenso con Mozart cerca.

El descubrimiento de Kim Taehyung - KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora