Capítulo 5

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Después de la cena me senté en el sofá junto a la chimenea apagada de la sala y encendí mi laptop. ¿Por qué querría un científico del calibre de Jeon ver con tanto interés un manuscrito de alquimia —aunque se tratara de uno que estaba embrujado— como para sentarse todo el día en la Bodleiana, frente a un brujo, y revisar viejas notas sobre morfogénesis? Tenía su tarjeta de visita en uno de los bolsillos de mi maletin. La saqué y la apoyé contra la pantalla.

En Internet, debajo de un enlace de una novela de misterio sin ninguna relación con él y los inevitables accesos a las redes sociales, una serie de listas biográficas parecía prometedora: su página web como parte del cuerpo docente, un artículo en Wikipedia y enlaces a los actuales miembros de la Royal Society.

Hice clic en la página web del cuerpo docente y resoplé. Jeon Jungkook era uno de esos profesores a los que no les gustaba poner ninguna información —ni siquiera académica— en la red. En la web de Yale, con una visita se podía conseguir información, contacto y un currículo completo prácticamente de todos los miembros del cuerpo docente. Era evidente que Oxford tenía una actitud diferente con respecto a la privacidad. No era de extrañar que un vampiro enseñara allí.

No había ningún enlace con Jeon en el hospital, aunque éste figuraba en su tarjeta. Escribí «John Radcliffe Neurociencia» en la ventana de búsqueda y me condujo a una página general de los servicios del departamento. Pero no había ninguna referencia a ningún médico; sólo una larga lista de temas de investigación. Hice clic sistemáticamente en cada título y finalmente lo encontré en una página dedicada al «lóbulo frontal», aunque no había información adicional.

El artículo de Wikipedia no me ayudó mucho más, y el sitio de la Royal Society no fue mejor. Todo lo que parecía apuntar a algo útil en la página principal estaba escondido detrás de las contraseñas. No tuve suerte imaginando cuáles podrían ser el nombre de usuario y la contraseña de Jeon y me fue denegado el acceso a cualquier cosa tras mi sexto intento fallido.

Frustrado, introduje el nombre del vampiro en los buscadores de revistas científicas.

—Bien. —Me eché hacia atrás satisfecho.

Jeon Jungkook podía no estar muy presente en Internet, pero era indudablemente activo en la bibliografía académica. Después de hacer clic en una ventana para ordenar los resultados por fecha, obtuve su historial intelectual.

Pero mi sentimiento de triunfo inicial se desvaneció. No tenía un historial intelectual. Tenía cuatro.

El primero empezaba con el cerebro. Gran parte de él me superaba, pero Jeon parecía haber conseguido una reputación científica y médica al mismo tiempo con el estudio de cómo el lóbulo frontal del cerebro procesa los impulsos y los deseos. Había hecho algunos avances muy importantes relacionados con el papel que los mecanismos neuronales tienen en las respuestas de satisfacción retardada, conectados con la corteza prefrontal. Abrí una nueva ventana de navegación para ver un diagrama anatómico y comprobar de qué parte del cerebro se trataba.

Hay quienes sugieren que toda investigación científica es una autobiografía ligeramente velada. Mi pulso se sobresaltó. Dado que Jeon era un vampiro, yo esperaba que la satisfacción retardada fuera algo en lo que destacaría.

Unos cuantos toques de ratón más me dejaron claro que el trabajo de Jeon tomaba un sorprendente giro apartándose del cerebro para ocuparse de los lobos..., lobos noruegos, para ser más exactos. Debía de haber pasado una buena cantidad de tiempo en las noches escandinavas durante el transcurso de su investigación, lo cual no era ningún problema para un vampiro, teniendo en cuenta su temperatura corporal y su capacidad de ver en la oscuridad. Traté de imaginarlo con un anorak y la ropa de varios días, con una libreta de notas en medio de la nieve, pero no lo logré.

El descubrimiento de Kim Taehyung - KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora