Capítulo 16

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Se veía el cielo oscuro por las ventanas de Taehyung antes de que Jungkook pudiera apartarse de él. Inquieto al principio, finalmente había caído en un sueño profundo. Él sintió los cambios sutiles en su olor a medida que su conmoción se calmaba y una fría irritación lo dominaba cada vez que pensaba en Park Jinyoung y en Tiffan Young

Jungkook no podía recordar cuándo se había sentido tan protector con otro ser.

Percibía también otras emociones, que se negaba a reconocer o siquiera nombrar.

«Es un brujo —se recordó mientras lo observaba dormir—. No es para ti». Cuanto más lo decía, menos parecía importarle.

Por fin, se apartó suavemente y se deslizó fuera de la habitación, dejando la puerta entreabierta por si acaso él se movía.

A solas en la sala, el vampiro dejó salir la fría irritación que había mantenido bullendo en su interior durante horas. Su intensidad casi lo ahoga. Tomo el cordón de cuero en el cuello del jersey y tocó las superficies gastadas y suaves del ataúd de plata de Lázaro. El ruido de la respiración de Taehyung era lo único que le impedía saltar a través de la noche para perseguir a un par de brujos.

Los relojes de Oxford dieron las ocho y su familiar y repetido sonido le hizo recordar la llamada perdida. Sacó su teléfono del bolsillo y revisó los mensajes, pasando rápidamente los avisos automáticos de los sistemas de seguridad de los laboratorios y del Viejo Pabellón. Había varios mensajes de Yeonjun.

Jungkook frunció el ceño y marcó el número para recuperarlos. Yeonjun no era propenso a alarmarse. ¿Qué podía ser tan urgente?

«Jungkook —la voz familiar no tenía nada de su habitual encanto juguetón—, tengo los resultados de las pruebas de ADN de Taehyung. Son... sorprendentes. Llámame.

La voz grabada todavía no había terminado de hablar cuando el dedo del vampiro ya estaba marcando otra tecla, una sola, en el teléfono. Se pasó la mano que tenía libre por el pelo mientras esperaba que Yeonjun cogiera el teléfono. Sólo tuvo que esperar un tono.

—Jungkook. —No había amabilidad en la reacción de Yeonjun, sino únicamente alivio. Habían pasado varias horas desde que había dejado los mensajes. Yeonjun incluso había buscado en el sitio favorito de Jungkook en Oxford, el Museo Pitt Rivers, donde el vampiro pasaba muchas horas con su atención dividida entre el esqueleto de un iguanodonte y un retrato de Darwin. Seokjin lo había echado finalmente del laboratorio, harto de sus repetidas preguntas acerca de dónde y con quién podría estar Jungkook.

—Está con él, por supuesto —había dicho Seokjin a última hora de la tarde, con un fuerte tono de desaprobación en la voz—. ¿Dónde si no? Y si no vas a seguir trabajando, vete a tu casa y espera allí a que te llame. Aquí me estás interrumpiendo.

—¿Qué indican las pruebas? —La voz de Jungkook era baja, pero su rabia era audible.

—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Yeonjun rápidamente.

Una fotografía boca arriba en el suelo del baño atrajo la atención de Jungkook. Era la que Taehyung sostenía en la mano esa tarde. Entrecerró los ojos al observar la imagen.

—¿Dónde estás? —preguntó con tono irritado.

—En casa —respondió Yeonjun con cierta inquietud.

Jungkook recogió la foto del suelo y siguió su olor hasta donde un pedazo de papel se había deslizado a medias debajo del sofá. Leyó la única palabra del mensaje y respiró hondo.

—Trae los informes y mi pasaporte al New College. Las habitaciones de Taehyung están en el patio que da al jardín, al final de la escalera siete.

Veinte minutos después Jungkook abrió la puerta, con los pelos de punta y una cara con aspecto feroz. El vampiro más joven tuvo que contenerse para no dar un paso hacia atrás.

El descubrimiento de Kim Taehyung - KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora