Capítulo 9

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Capítulo largo, pero es importante para entender un poco a Jungkook

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Jungkook cruzó el río Avon sobre los altos arcos del puente. El familiar paisaje de Lanarkshire de colinas escarpadas, cielo oscuro y fuertes contrastes era tranquilizador para él. En esa parte de Escocia poco le resultaba suave o acogedor y su imponente belleza se adecuaba a su estado de ánimo en ese momento. Recorrió a escasa velocidad la avenida de tilos que en otros tiempos había dado acceso a un palacio y ahora ya no conducía a ningún sitio, único vestigio de una vida de grandeza que ya nadie deseaba llevar. Se detuvo en lo que había sido la entrada trasera de un antiguo pabellón de caza, donde la áspera piedra marrón contrastaba fuertemente con la fachada de estuco color crema. Bajó del Jaguar y sacó su equipaje del maletero.

La acogedora puerta blanca del pabellón se abrió.

—Tienes un aspecto horrible. —Un daimón enjuto pero fibroso de pelo oscuro, chispeantes ojos castaños y nariz aguileña apareció con la mano sobre el picaporte e inspeccionó a su mejor amigo de pies a cabeza.

Cha Eunwoo había conocido a Jeon Jungkook en Oxford hacía casi veinte años. Como la mayoría de las criaturas, habían aprendido a temerse mutuamente y no estaba seguro de cómo actuar. Ambos se hicieron inseparables cuando se dieron cuenta de que compartían un sentido del humor similar y la misma pasión por las ideas.

En el rostro de Jungkook apareció primero una chispa de ira y luego resignación.

—Yo también estoy encantado de verte —saludó con rudeza, mientras dejaba caer sus maletas junto a la puerta. Respiró el olor fresco y puro de la casa, con sus matices de estuco y madera antiguos, así como el aroma único a lavanda y menta de Eunwoo. El vampiro estaba desesperado por hacer que el olor a brujo desapareciera de su nariz. Yohan, el mayordomo humano de Eunwoo, apareció silenciosamente, trayendo consigo el perfume a limón de la cera de los muebles y el olor a almidón. No consiguió que el olor a madreselva y malva de Taehyung desapareciera completamente de la nariz de Jungkook, pero ayudó.

—Encantado de verlo, señor —saludó, antes de dirigirse hacia las escaleras con las maletas de Jungkook. Yohan era un mayordomo de la vieja escuela. Aunque no hubiera recibido un generoso salario por mantener los secretos de su empleador, nunca le habría revelado a nadie que Cha era un daimón y que a veces recibía a vampiros en su casa. Eso sería tan inimaginable como dejar traslucir que ocasionalmente se le pedía que sirviera mantequilla de cacahuete y sándwiches de plátano en el desayuno.

—Gracias, Yohan. — Jungkook inspeccionó el salón de la planta baja para no tener que mirar a Eunwoo a los ojos—. Veo que has conseguido un nuevo Hamilton. — Observó embelesado el paisaje poco familiar sobre la pared más lejana.

—Por lo general no te das cuenta de mis nuevas adquisiciones. —Al igual que el de Jungkook, el acento de Eunwoo era principalmente el de Oxford y Cambridge, con un toque diferente. En su caso eran las erres propias de las calles de Glasgow.

—Ya que hablamos de nuevas adquisiciones, ¿cómo está Jaehyun, tu hermosa clavelina? — Jaehyun era el nuevo amante de Eunwoo, un humano tan adorable y sereno que Jungkook lo había apodado con el nombre de esa flor de primavera. Y se le había quedado. Eunwoo lo usaba como una expresión de cariño, y Jaehyun había empezado a atosigar a los floristas de la ciudad pidiendo macetas de aquellas flores para regalar a los amigos.

—Malhumorado —respondió Eunwoo con una risa ahogada—. Le había prometido un fin de semana tranquilo en casa.

—Sabes muy bien que no tenías por qué venir. Yo no esperaba que cambiaras tus planes. — Jungkook parecía malhumorado también.

El descubrimiento de Kim Taehyung - KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora