Capítulo 20

85 10 0
                                    

Afortunadamente, Ysabeau estuvo ausente a la hora de comer. Después quise ir al estudio de Jungkook directamente para empezar a examinar el Aurora Consurgens, pero él me convenció de que tomara un baño primero. Me aseguró que eso haría que la inevitable rigidez de los músculos fuera más soportable. A medio camino escaleras arriba, tuve que detenerme para frotarme la pierna, víctima de un calambre. Iba a pagar caro el entusiasmo de la mañana.

El baño fue algo celestial: largo, caliente y relajante. Me puse unos pantalones negros flojos, un jersey y un par de calcetines y me dirigí silenciosamente al piso de abajo, donde estaba la chimenea encendida. Mi piel se puso de color naranja y rojo mientras estiraba las manos hacia las llamas. ¿Cómo sería eso de controlar el fuego? Un hormigueo en mis dedos fue la respuesta a esa pregunta, y los metí en los bolsillos para mayor seguridad.

Jungkook levantó la vista en su escritorio.

—Tu manuscrito está junto a tu laptop.

Sus tapas negras me atrajeron con la fuerza de un imán. Me senté a la mesa y las abrí, sosteniendo con cuidado el libro. Los colores eran aún más brillantes de lo que recordaba. Después de mirar a la reina durante varios minutos, pasé la primera página.

Incipit tractatus Aurora Consurgens intitulatus. Las palabras eran familiares

—«Aquí comienza el tratado llamado El despertar de la Aurora»— y sin embargo seguía notando el placentero estremecimiento que sentía cuando veía por primera vez un manuscrito. «Todo lo bueno viene con ella. Es conocida como la Sabiduría del Sur, que grita en las calles y a las multitudes», leí en silencio, traduciendo del latín. Era una hermosa obra, llena de paráfrasis de las Escrituras así como de otros textos.

—¿Tienes una Biblia aquí? —Sería prudente tener una a mano según fuera avanzando en el manuscrito.

—Sí..., pero no estoy seguro de dónde está. ¿Quieres que te la busque? — Jungkook empezó a ponerse de pie, pero sus ojos seguían pegados a la pantalla de su ordenador.

—No. Ya la busco yo. —Me levanté y pasé el dedo por el borde del estante más cercano. Los libros de Jungkook estaban ordenados no por tamaño sino en una línea de tiempo continua. Los que estaban en la primera estantería eran tan antiguos que no me atreví a imaginar lo que contenían: ¿las obras perdidas de Aristóteles, quizás? Todo era posible.

Más o menos la mitad de los libros de Jungkook estaban colocados en los estantes con el lomo hacia dentro para proteger sus frágiles bordes. Muchos de ellos tenían marcas de identificación escritas sobre los bordes de las páginas, y gruesas letras negras revelaban un título aquí, el nombre de un autor allá. A medio camino alrededor de la habitación, los libros empezaron a aparecer con el lomo hacia fuera, sus títulos y autores grabados en oro y plata.

Pasé junto a los manuscritos con sus páginas gruesas y desiguales, algunos con pequeñas letras griegas en el borde delantero. Seguí avanzando, buscando un libro grande, gordo e impreso. Mi dedo índice se paralizó ante uno encuadernado en cuero marrón con la cubierta dorada.

—Jungkook, por favor, dime que Biblia Sacra 1450 no es lo que pienso que es.

—Está bien, no es lo que piensas que es —respondió automáticamente mientras sus dedos se movían a una velocidad más que humana sobre las teclas. Casi no prestaba atención a lo que yo estaba haciendo y ninguna en absoluto a lo que estaba diciendo.

Dejé la Biblia de Gutenberg donde estaba y continué recorriendo los estantes, con la esperanza de que no fuera la única accesible para mí. Mi dedo se paralizó otra vez en un libro con un rótulo que decía: Piezas teatrales de Will.

El descubrimiento de Kim Taehyung - KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora