Capítulo 18

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- Creo que debes ser tú -Dijo Colin 

-¿Yo qué? -Respondió Michaell

-Creo que debes ser tú quien se case con mi hermana.

-¿Con Eloise? No, gracias. 

-Con Francesca. -Dijo mientras Michaell se sorprendía. 

-¿Cómo lo soportaste? ¿Cómo soportaste ver que... ver que Francesca se casaba con otro? -Preguntó mirando su vaso con tristeza. 

-Eres bastante perspicaz cuando se trata de los otros, es una lástima que no seas así contigo mismo. -Respondió Michaell.

-Por eso mismo te lo pregunto. Pen está comprometida con otro. -Respondió Colin.

-No te voy a decir que no dolió. De hecho, todavía me duele. Está viuda, por lo tanto soltera y busca casarse de nuevo. Duele mucho más saber que no puedes hacer nada al respecto. -Respondió Michaell.

-Por eso ¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes vivir con esto?

-Porque la amo. La amo tanto que lo único que me interesa es verla feliz. Con John fue inmensamente feliz, ese fue mi consuelo. 

-Pero, ahora John no está... y ¿Sabes que mi hermana busca casarse para ser madre? ¿Por qué no puedes ser tú?

-Colin, a veces, simplemente no hay nada que podamos hacer. Y está bien... De a poco, aprendes a vivir con este dolor en el pecho y... con esta sensación de que se te traba la garganta. Hace rato me di cuenta que mis emociones son mías y que no tengo que atormentar a Fran con lo que yo siento... Lo siento... Sé que no soy claro, pero, en resumen, lo que importa es que la mujer que amas sea feliz. Sería maravilloso si lo fuera contigo, pero la vida no siempre es así. No todos tenemos esa suerte. 

-Entonces, ¿Estás seguro de tu decisión?

-Sí. Esta temporada me casaré y terminaré con esto. ¿Y tú?

-Necesito tener una conversación con Pen. Necesito que ella tome una decisión informada. 

-Siempre serás bien recibido en Escocia. Puedes irte con nosotros... O, mejor dicho, con Fran. Yo pretendo estar de luna de miel. 

-Gracias.


Cuando Michaell volvió del bar, se quedó un rato en su estudio. Había bebido, pero no más de un vaso de coñac. Se sentó ahí por un momento. Al decidir casarse, estaba renunciando para siempre a Francesca y a la mínima posibilidad que tenía de estar con ella. Con esto se cerraba una gran parte de su vida. Pero, estaba determinado, ante todo lo que más deseaba era su felicidad y si para ella era importante casarse nuevamente, por lo menos, ahora, lo vería desde una vereda diferente. Cuando hubo tranquilizado sus pensamientos, subió a su habitación. Nuevamente, Francesca lo estaba esperando sentada delante de su puerta. 

-Fran ¿Sucedió algo? -Preguntó y se horrorizó al ver que comenzaron a caer lágrimas de sus ojos. -Por favor, dime ¿qué pasó? no me asustes. 

-Por favor, no me odies -Dijo débilmente entre sollozos.

-¿Odiarte? Fran sabes que no soy capaz de hacer eso. -Dijo mientras se sentaba a su lado y la abrazaba. ¿Acaso uno de tus pretendientes te hizo algo? ¿Dime quién y prometo que se arrepentirá?

-No, no. -Respondió suavemente. 

-Es por tu matrimonio. No te preocupes. Te puedes tomar todo el tiempo necesario. Yo siempre te voy a cuidar. 

-Es eso. Me tengo que conformar con tu cuidado y no con tu amor. -Dijo limpiándose sus lágrimas.

Michaell se quedó paralizado.  ¿Había escuchado bien?

El amor después del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora