Amor propio.

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Me costó mucho encontrarme y saber quien soy, pero después de tres años, donde sabéis de sobra todo lo que me paso, puedo decir que sé quien soy. Después de tres años puedo decir que me amo sin medida. 

Durante toda mi vida he odiado mi cuerpo, incluso con la edad de catorce años decía que estaba segurísima, que siendo adulta me operaría mi pecho y mi nariz, mis dos grandes complejos. Mi yo de hace cuatro años creía que era la chica más fea del instituto y que sus pechos eran prácticamente inexistentes, por no hablar de su nariz, que era fea y grande, no pequeña y adorable como ella quería. Por culpa de sus pechos y su nariz, verse de perfil era una pesadilla. Así estaba criticando todas las partes de mi cuerpo todo el tiempo, normal que mi autoestima estuviera por los suelos, y la gente no me ayudaba mucho, a sentirme mejor, pues me daban la razón. 

A medida que pasaba el tiempo deje de pensar en eso, puede que fuera gracias al hecho que estuviera demasiado ocupada a mantener en pie mi antigua relación, pero la cuestión es que deje de pensar en mis defectos físicos. 

Al terminar la relación, después de muchos meses he de decir, algo hizo clic, me miré al espejo y me empezó a gustar lo que veía en mi reflejo. Mis pechos no son grandes pero son cómodos y naturales, mi nariz no es perfecta pero es idéntica a la de mi padrino, y si la arrugaba llegaba a ser adorable. Mi sonrisa era verdadera y mis ojos brillaban. Mis caderas eran perfectas para mí, mi silueta no es de revista, pero es común y eso me gusta mucho. Me fijé en mis virtudes; no tenía la necesidad de meter barriga, pues la tengo bastante plana, mi culo es estéticamente bonito, mis brazos son chiquititos, mis piernas son del tamaño perfecto para mí. Vi también lo bueno en lo malo, es decir, tener pechos pequeños, quería decir que sería más fácil o mejor visto el no usar sujetador, mi nariz es una nariz griega y eso me reconforto. Mi pelo es mucho más grueso y tengo más oportunidades de peinados extravagantes, aunque a veces sea indomable. 

Amarme, eso aprendí este año, también aprendí a cuidar de mi cuerpo, porque cada día que paso vivo más enamorada de él, me siento fuerte, bella y cómoda con mi físico, y eso nadie me lo puede quitar. 

Secuelas de un corazón roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora