Un 30 de diciembre se acabó nuestros sueños.
Un 30 de diciembre se olvidó nuestro encuentro en Oviedo.
Las lágrimas me las trague y deje al corazón sangrar para darme cuenta de que me podía derrumbar.
Mis fantasías se esfumaron, no te iba a ver más.
Mis ilusiones se marcharon junto con mis ganas de amar.
¿Por qué no te arrepentiste?
¿Por qué me dejaste sin más?
¿Dónde estabas cuando te necesitaba?
Ahora las consecuencias tengo que pagar,
son un corazón herido, roto y sin ningún signo vital.
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Secuelas de un corazón roto.
PoesíaAl final comprendes muchas cosas: que no todo fue amor, que esa amistad no era tan verdadera y que lleven tu sangre no significa que te cuiden. Se puede simplificar en una frase muy sencilla: amar no implica ser amado. Te pueden romper el corazón de...