Amar no implica ser amado.

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Ha pasado dos años desde aquel oscuro episodio de mi vida, desde los textos escritos para desahogarme, de las cartas escritas a mano con manchas de mis lagrimas, de aquellos poemas donde simplemente suplicaba a sus pies.

Durante estos dos años he sanado, he reído, he vivido de una forma que jamás creí que lo haría. Ya no hay borracheras cada fin de semana o chicos de los que apenas recuerdo sus nombres o de "amigos" con los que estaba por estar.

Ahora tengo buenos amigos, esos que están en las buenas y en las malas, y que sabes que en ellos puedes confiar, tengo una familia que a pesar de que llego a estar dividida ha vuelto a unirse y ahora somos más fuertes que nunca. Y ahora esta él, ese chico que logro que volviera a creer en los cuentos de hadas, porque el es un príncipe azul que de cierta manera me salvo de renunciar a algo tan bonito como lo es el amor.

Pero también llego un hada madrina con la que he hablado horas interminables y gracias a sus vivencias con el mismo diablo en el mismo infierno llegue a una conclusión que se ha convertido en mi mayor lección de vida: Amar no implica ser amado.

Llegue a la conclusión hablando con ella que por mucho que ames a alguien nada te asegura que el o ella te ame a ti. Esta lección puede pasar en todos los ámbitos: amigos, familia, pareja...

Ahora entiendo que un corazón se puede romper de mil maneras, por tus padres, tus amigos o por aquel que una vez cometiste el error de llamar el amor de tu vida. Pero sobre todo es cuando tu misma te rompes tu corazón, ese fue mi caso, yo misma me rompí el corazón en mil pedazos y estas son mis secuelas...

Secuelas de un corazón roto.

Secuelas de un corazón roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora