CAPÍTULO 18

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—No me lo creo

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—No me lo creo.

Estaba de regreso en el hotel, en la antigua habitación, con el mismo aire monótono de siempre.

Otra vez.

—¿Una advertencia? ¿De quién? —siguió inquiriendo Lia.

—Cualquiera de los nombres que les di en la lista, no lo sé —tenía la mirada centrada en el techo, sumida en mis conclusiones—. A estas alturas supongo que todos ellos querrán verme muerta.

—¿Entre ellos Madame? Lo dudo.

—¿Qué te hace pensar que ella no está detrás de esto? En la fiesta fue la única que me dirigió la palabra, y como pago la agregué a una lista de sospechosos, eso molestaría a cualquiera. —Lia negó con la cabeza—. Además, ustedes mismas me dijeron que era muy reconocida dentro de ese círculo. Incluso Lucian le mostró respeto.

—Pero Madame jamás haría algo así.

—¿Llegaste a hablar con ella?

—No, pero... Mira, Samy, Karla nos habló de ella. Prácticamente era la única decente de todo ese nido de víboras. Tú misma viste cómo trataba a su acompañante. Considerando lo que vimos en la fiesta, ¿en serio la crees capaz de eso? Sí, Madame tendrá sus recursos, incluso sus razones, pero dudo que pretenda asesinarte. Al menos no ella. Debe ser alguno de los peces gordos.

No estaba tan segura.

—Como sea, de todas formas encontrarán mi cadáver en una cloaca y con una bala en la cabeza. ¿Qué importancia tendrá quién haya sido?

Lia titubeó.

—A Derek seguro que terminará importándole.

Dejé ir una pausa.

—Él ni siquiera ha vuelto a dirigirme la palabra —musité.

Además de contarle lo ocurrido con el departamento, también la había puesto al corriente de lo de Kat, y mi situación actual con Derek. Una espina de vergüenza se reinstaló en mi pecho, seguida del desánimo. Ya no tenía sentido que le diera vueltas. Lia, sin embargo, insistió.

—¿De verdad piensas que te odia ahora?

—Debe hacerlo. No ha intentado llamarme.

—Sí, como si estar a punto de morir de un disparo sea el menor de sus problemas.

Le dediqué una mala mirada.

—No estás ayudando.

—Es que creo que exageras.

—¿Exagerar? Lia, ¡sabe que lo utilicé!

—Por órdenes de Lucian, y tampoco es que lo hayas disfrutado, ¿me equivoco? —sacudí la cabeza. Ella no lo entendía—. El pobre se ha llevado una terrible experiencia, por poco muere de un disparo y, a diferencia de ti, no creo que cuente con el apoyo de la policía. ¿No crees que tiene todo el derecho de darse un respiro? ¿De organizarse? Querrá arreglar las cosas antes de buscarte.

Liberada | Bilogía Mentiras #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora