NAVIDAD
—Te dejaré sola —oí decir a Lia antes de que desapareciera.
Observé el teléfono. Un objeto radiactivo unido a mis dedos. Había esperado esa llamada durante días, dos semanas enteras, y de pronto sentía que era imposible llevármelo a la cara. Estaba en shock. ¿Por qué estaba en shock? ¿Tal vez porque no se me ocurría nada bueno que decir? Imposible, había imaginado miles de veces esa conversación en mi cabeza. Puede que estuviera aterrada de echar a perder esa única oportunidad para reconciliarme con él, porque tenía que serlo, ¿cierto?, al menos para mí sí que lo era. En cuanto a Derek, ¿qué me diría? ¿Me insultaría? ¿O tal vez había llamado para decirme que ya no quería saber nada de mí?
Tomé una bocanada de aire. Tenía que serenarme, nada de eso pasaría si ni siquiera le atendía la llamada.
Vamos, Samanta. Inténtalo.
—¿Hola?
Pasó un silencio.
—Hola, Sam.
Por un segundo dejé de respirar. Por los amantes, era su voz. Y no sonaba enojado, o al menos no me lo parecía, y aunque tampoco transmitía felicidad, confirmar que Derek era quien estaba al otro lado de la línea hizo que algo dentro de mí se retorciera. No quería admitirlo, me sentía aliviada.
Era él.
—Derek —carraspeé. De acuerdo, tenía que sonar sorprendida, pero no tan sorprendida—. Vaya, esto… estás… ¿estás bien?
Que pregunta de lo más tonta.
—Sí, bien —y agregó, al cabo de un segundo—: Podría decirse que sí.
Guardamos otro lapso de silencio.
—Ah, ¿vale?
—Lamento no haber llamado antes —continuó—. Estuve un poco ocupado y… pensativo.
—Sí, puedo imaginarlo —tragué saliva. Bien, era mi turno de hablar, de algo que no fuera incoherente o estúpido, sobre todo estúpido, aunque no se me ocurría nada, y dije lo que de verdad había querido decirle desde que lo escuché hablar—. No te preocupes, te comprendo. Y me alegra que hayas podido llamarme. —Un tercer silencio, más prolongado que los anteriores—. Derek, quisiera…
—Sam, quería…
Habíamos hablado al mismo tiempo. Lo escuché remover algo al otro lado, o tal vez murmuraba un conjuro para maldecirme. Lo que haya sido, fue desesperante. Había ansiado esa llamada y no quería que esta se limitara a silencios extensos y conversaciones incómodas. Necesitaba oír lo que quería decirme.
—Tú primero —cedí.
Exhaló con fuerza.
—Muy bien. Sam, sé que la última vez que nos vimos quedamos en malos términos, y no sólo por lo de Kat. Lo que ocurrió con la ventana, los disparos, la pérdida del apartamento en general, me imagino que, al igual que yo, te dan nulos deseos de salir. Es demasiado peligroso.
—Sí —coincidí—. Lo sé. Me quedé encerrada en el cuarto del hotel toda la semana, a excepción de un par de veces. Ya ni siquiera pude asistir a mis consultas con Dafne hasta hoy.
Si es que podía llamarse consulta a lo que había ocurrido ese día.
—Eso escuché —continuó—. En fin, soy consciente de que este debe ser el peor momento, y lo que quiero preguntarte debe ser la peor de mis ideas, pero… —se detuvo. Mis manos se removieron nerviosas—. Sam, ¿te gustaría salir conmigo mañana?
ESTÁS LEYENDO
Liberada | Bilogía Mentiras #2
General FictionSegundo libro de la bilogía "Mentiras" El pasado duele. El presente es un error. Y el futuro es incierto. Samanta Grove ha conseguido lo que quería: huir. Pero el precio que pagó para lograrlo fue demasiado alto. En medio de todo el caos que gira su...