CAPÍTULO 17

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Dieron las ocho de la noche, horas después de que viera la silueta de Katy recorrer la calle solitaria en compañía de su maleta, y Derek continuaba sin hablarme

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Dieron las ocho de la noche, horas después de que viera la silueta de Katy recorrer la calle solitaria en compañía de su maleta, y Derek continuaba sin hablarme. Incluso cuando entregaron la pizza y el sushi a la puerta él ni siquiera levantó la voz.

Seguía vestida con la ropa deportiva, y dado lo ocurrido con Kat, dudaba que pudiera estrenarla como él hubiera querido, o que siquiera le importara ya. Todo el apartamento se había mantenido callado, un hecho que sólo resaltaba lo mucho que se habían estropeado las cosas, porque aquel ambiente taciturno nunca había sido propio de él. Incluso cuando ambos nos manteníamos en habitaciones distintas siempre se escuchaba el sonido de la música saliendo de su computador, del teclado mientras escribía o de algo moviéndose en la cocina. Pero esa vez no se percibió nada, como si ambos hubiéramos abandonado el lugar.

Amantes, ahora sí que lo había echado a perder.

Provocar a Katy fue definitivamente la peor de mis ideas, y permitir que ella me provocara a su vez lo agravó. Ahora estaba cargando con las consecuencias, y una de ellas era el remordimiento por dañar lo que era una relación de amistad.

La de Derek con Kat.

Y la mía con él.

Una y otra vez me reproché por la forma inmadura en la que había actuado. Había sido egoísta y una imbécil al dejarme llevar por impulsos tan infantiles. Y si antes pensaba que vivir juntos era una mala idea, en ese momento él se lo estaría planteando dos veces antes de permitir que continuara viviendo allí.

Porque oficialmente me había convertido en una carga.

Caminé en círculos en medio de la habitación, desesperada por arreglar las cosas. No me importaba si al final Derek decidía que lo mejor era que nos separáramos, no intentaría convencerlo de lo contrario en caso de que así fuera, pero no deseaba perder su confianza. Sin duda alguna debía ofrecerle una disculpa, una que fuera completamente sincera. Era lo correcto y sabía que él lo valoraría, pero para mi mala fortuna me costó dar con esa sinceridad.

Era cierto que me sentía arrepentida, pero no por haberme peleado con Kat y defender el honor de mis hermanas, sino por perjudicarlo a él, la única persona que deseaba mi amistad aparte de Lia (que no tenía a nadie más) y Dafne (que era su trabajo).

En un esfuerzo por solucionar las cosas cuanto antes, pensé en Kat de tal forma que surgiera una pizca de empatía por ella. Fue difícil, pero debía hacerlo si quería que mi disculpa sonara lo más honesta posible. Cuando sentí que estaba lista para hablar, armé el suficiente valor para enfrentar la tensión que se advertía al otro lado de la puerta.

Tenía que hacerlo. Por él.

Cuando salí de la habitación esperé encontrarme con un ambiente lúgubre y oscuro, pero en su lugar, Derek había optado por encender todas las luces. Nerviosa, caminé por el pasillo y lo encontré sentado frente a la mesa del comedor, de espaldas a mí, con la pantalla de su computador iluminando el contorno de su silueta. Mis pasos titubearon y todas las palabras que había pensado decir quedaron bloqueadas por un nudo en la garganta.

Liberada | Bilogía Mentiras #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora