CAPÍTULO 19

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SORPRESA


—Empecemos con una pregunta —Dafne esbozó una tenue sonrisa de aliento. Quizá consideraba que yo la necesitaba más que nunca—. ¿Preparada?

—¿Es esa la pregunta?

Su sonrisa se ensanchó, a pesar de que no había pretendido sonar graciosa.

—Me gustaría que habláramos de lo que pasó en el departamento del señor Hard, si es que te sientes lista. Sin embargo, antes podríamos retomar el asunto de las pesadillas. ¿Seguiste las recomendaciones que te di?

Pesadillas. Cómo olvidarlas.

—Sí —escupí entre dientes.

No era la única respuesta que ella esperaba escuchar, pero aun no me sentía preparada para contarle todo cuanto pasó, en especial si eso incluía revelarle esa noche con Derek, durmiendo muy pegados el uno del otro.

Sentí que mi rostro se ponía caliente mientras Dafne se limitaba a esperar, pero no continué.

—Samanta...

Unos toques en la puerta la pararon en seco. Se levantó para abrir, con el ceño levemente fruncido en señal de molestia.

Habían transcurrido casi dos semanas desde el intento de asesinato, y mis consultas con Dafne se habían pospuesto a lo largo de ese mismo periodo; sin embargo, esa mañana me sorprendió presentándose en el hotel con una carpeta bajo el brazo, lista para reanudar nuestras sesiones sin importar que no nos encontráramos en su despacho.

Un cuarto sencillo en la planta baja fue el lugar que terminó por escoger para dar lugar a la terapia. No se lo decía, pero fue bueno saber que al menos una persona seguía sin rendirse conmigo.

—¿Sí? —dijo en cuanto abrió la puerta.

—Doctora Dafne —era la voz del detective Ferenz—. Necesito unos minutos.

—Estamos ocupadas. Si gusta puede esperar a que Samanta...

—Es con usted con quien quiero hablar. Y no, no puedo esperar.

Hubo un momento tenso, ambos mantuvieron la mirada fija en el otro.

—Samanta, espérame afuera. Reanudaremos nuestra sesión después de que hable con el detective.

Confundida, hice lo que pedía. Al salir, el detective me dedicó una inclinación de cabeza a modo de saludo, desapareciendo en el interior.

Iba derecho al vestíbulo cuando algo me frenó en seco. Un presentimiento. ¿Qué era tan urgente como para que él necesitara hablar en privado con Dafne?

Insegura de lo que estaba haciendo, acerqué la oreja a la puerta, aunque no conseguí escuchar nada. Busqué y descubrí una delgada rendija que separaba la puerta del suelo, dejando un espacio que, con un poco de esfuerzo, podría ayudarme a captar parte de la conversación.

Me agaché, pegué la cara al piso y agudicé el oído.

—...no estará pensando...

—...estamos seguros...

—...no lo consentiré...

Fue difícil reconocer muchas de esas palabras, pero por el tono, supe que discutían febrilmente. Cerré los ojos, concentrándome.

—Si no hacemos esto, lo perderemos —ese había sido el detective.

—Está sugiriendo que corra un riesgo muy grande. Ni siquiera sabe si esa pista es...

Percibí pasos detrá y abrí los ojos asustada. Por un momento creí que la puerta se abriría, pero esta permaneció cerrada. No obstante, dos pares de tacones se habían plantado frente a mí. Recorrí sus siluetas con la mirada desde le suelo.

Liberada | Bilogía Mentiras #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora