Aquello no iba a funcionar.Esa primera mañana al despertar lo había hecho con el corazón retumbante, la piel sudorosa y la respiración agitada. Que las pesadillas continuaran no fue algo que me sorprendiera, pero, por un breve instante me había permitido creer que tendría un tiempo de paz, que alejarme del ambiente del hotel me ayudaría con ellas.
Idiota.
Permanecí con la vista clavada en el techo, y, por desgracia, lo primero que recibí a modo de "buenos días" fueron esas juiciosas paredes de la habitación de Derek.
Amantes, ¿por qué no podía conformarme con que los malos sueños me persiguieran donde fuera que vaya? Qué estupidez era pensar lo contrario. Afortunadamente no había gritado esta vez, lo cual era un avance, supuse. No habría sabido cómo explicárselo a Derek sin sufrir un momento bochornoso.
Al cabo de lo que pareció una hora me levanté para ir al cuarto del baño, y pasé cerca del área de la sala donde vi por el rabillo del ojo que Derek continuaba durmiendo plácidamente en el sofá, envuelto en térmicas sábanas y en una posición que para mí me sonó bastante incómoda.
Titubeé.
Tendría que decirle que volvería al hotel.
Después del baño regresé resignada a la cama, aunque sabía que no podría volver a conciliar el sueño. Pasé el resto de las horas contemplando el cielo por la ventana, y cuando este adquirió cierto grado de claridad, escuché los pasos de Derek y el sonido de la puerta del baño abrir y cerrarse. A los pocos minutos volví a identificar sus pasos recorriendo el apartamento, y por un breve instante, estos se detuvieron justo detrás de la puerta de la habitación, sin embargo, no llamó para confirmar si seguía dormida. Finalmente, cuando el cielo estaba completamente claro, identifiqué el ruido de platos junto con un creciente aroma a café. Sólo hasta ese momento me animé a levantarme.Cuando salí, el olor del desayuno (café amargo y huevos) cobró mucha más fuerza. Antes de dirigirme a la cocina me detuve a pensar en las palabras que le diría para darle la noticia de que no me quedaría. Estaba decidida, ¿no? De nada servía si continuaba teniendo pesadillas, además, odiaba la idea de ser una carga. Derek regresaría a su cama, yo retornaría a mi rutina con Lia y de nuevo me enfocaría en esperar noticias de las chicas.
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Liberada | Bilogía Mentiras #2
Ficção GeralSegundo libro de la bilogía "Mentiras" El pasado duele. El presente es un error. Y el futuro es incierto. Samanta Grove ha conseguido lo que quería: huir. Pero el precio que pagó para lograrlo fue demasiado alto. En medio de todo el caos que gira su...