— ¿Ya despertó?
— No hagas ruido. No lo ha hecho.
— ¿Por qué? — siento como pinchan mi mejilla y abro los ojos al escuchar un fuerte golpe.
Salamaro está sobando su cabeza y Vladimir me observa con el puño cerrado, me toma del mameluco alzandome dejando mi cabeza colgando.
— ¡MI MOLLERA! — Grito removiendome.
Me entrega a Salamaro mientras el pajero le fulmina con la mirada saliendo de la habitación.
— Vamos a dar un tour con el tío Salamaro. — Me besa mi mejilla y lo empujo con molestia.
El recorrido empieza y con la misma el sueño me invade, cierro los ojos arrullada por su voz. Siento como me balancean por la caminata.
— Y aquí está la jaula de los gatos.
Abro mis ojos de inmediato. — ¿Gatos? Christopher siempre tiene a ese lobo llamado Zeus. Yo quiero un gatito.
Me remuevo intentando bajar pero el niega alejándome, extiendo las manos como si ellos pudieran salir a mi socorro.
— No puedes ir. Los gatos no son para ti, vamos te llevare con el UnderBoss. — Me aleja y emito quejidos para que me baje pero no lo logro.
Me deja en la alfombra rodeada de juguetes visualizo la puerta y observo a mi alrededor para saber cuando puedo huir. No he visto a Ilenko en ningún momento por lo que es buena señal pues el maldito no me va a estorbar.
Tomo unos juguetes para despistar a todos que planeo escapar luego de unos minutos salen a hablar y ahora es mi momento. Me pongo a gatas meneando mi trasero hacia los lados lista para dar mi gateada máxima potencia para ir hacia los gatitos.
— Velocidad — Agarro vuelo — Soy veloz. — Me inclino adelante y hacia atrás una y otra vez. — ¡A LA CARGA! — Grito comenzando a gatear hacia el lugar. Paso por debajo de las mesas siendo seguida por unas mujeres con collares pero con ropa.
Todos me persiguen y yo estoy que ardo, la adrenalina se apodera de mi cuando veo tan cerca el oscuro y algo grande el barranco para ir con los gatitos.
Me quedo sentada en el borde y todos se detienen intentando llamarme, los observo palidecer cuando me balanceo a la orilla.
— Recordaran este día como el día en el que casi atrapan a la velocista Ameera Mcqueen. — Me tiro hacia atrás escuchando gritos.
Caigo sobre cosas algo suaves y rasposas. Me quejo y asusto al pensar que pude matarlos con el impacto.
¡Dios mío! Soy una asesina de gatitos.
Mis ganas de llorar aumentan, la oscuridad es lo único que veo. Me muevo un poco intentando acomodarme agradeciendo no haberme hecho daño.
Una respiración en mi cuello me hace quitarla de un empujón. — ¡No te veo gatito! — Balbuceo y otra respiración en brazo derecho me incomoda. — ¡Que te quites! — Golpeo hacia el lugar y sonreí satisfecha.
Una alarma suena y las luces se encienden. Me toma tiempo acostumbrarme a la luz y parpadeo un par de veces. Me quedo de piedra al verme rodeada de leonés.
— Alto voz y carga — Susurro llevándome mis manos al corazón — ¿Gatitos? ¡GATOTES, LEONES! — Me muevo hacia los barrotes y saco mis manos intentando salir.
— ¿Qué sucede, no quieres jugar con nosotros? — Escucho a mis espaldas.
— Bro... — Susurro y mis lágrimas quieren salir, me sostengo de los barrotes moviéndonos con todas mis fuerzas en vano. — ¡POR FAVOR, LLAMEN A LA POLICIA! — Grito — ¡Me quieren hacer hacer puré de bebé. La jaula es para bestias salvajes inadaptadas. — Siento una respiración en mi cuello y me giro con nervios. — Excepto ustedes...son lindos gatitos. — Susurro temblando y siento como se sale mi pipí empapando el pañal me giro de nuevo comenzando a gritar. — ¡AYUDA QUIERO VOLVER A VER LAS CHICHIS DE PARKER, ADMITO QUE EXTRAÑO A MI PAPÁ AHORA!
Las puertas se abren y justo siento como muerden mi ropa haciéndome patalear. — Quieta.
— Te voy a madrear, no importa si muero pero me llevo un ojo de alguien aquí porque me lo llevo. — Lanzo puños.
El león me pone en medio de tres más y me quedo sentada viendo a todos lados. Suspiro y niego resignada por lo que cierro los ojos.
— ¡Mira lo pequeña y linda que es! — Escucho a mi alrededor y me desconcierto al sentir lametones — Pense que no nos entendería pero es como su madre, puede haber con nosotros. — Escucho de nuevo y abro los ojos al verme siendo lamida por los Leones.
Me quedo en blanco y me tiro al suelo por lo que ellos me levantan acurrucandome entre su pelaje. — Sentimos asustarte. — Me lame la mejilla.
Me acercan a los barrotes y me sostengo aún siendo lamida. — Seguro solo están probando mi carne. — Me lamento.
Me quedo en blanco unos minutos más, las jaulas se abren y veo entrar corriendo a Ilenko, Vladimir y Salamaro.
Me sacan de la jaula y me permito hacer un puchero. — ¿¡ÉSTAS LOCA!? — Ilenko me grita en ruso.
— ¡PUDISTE MORIR. ACASO NO TEMES A TU VIDA! — Vladimir me acaricia el cabello y el brazo en busca de herida.
Salamaro se limpia las lágrimas y asiente a todo lo que ellos dicen. No aguanto más y me pongo a llorar.
— ¡BUAHHH!
Ilenko me apega a su pecho intentando consolarme. Escucho unos gruñidos y me giro sin dejar de llorar.
Primero el chisme.
— Hicieron llorar a la princesita de tres sangres. — Masculla un León.
— Debemos hacerlos pagar. — Sigue ahora una.
— Hay que matarlos y criar a esa pequeña princesa como una de nuestras crías. — Masculla un león más que porta un collar Kuldum.
— Mierda. ¿Qué sucede? — Vladimir saca un arma e Ilenko chista con enfado. Dejo de llorar cuando percibo peligro y más a escuchar a los Leones hablar. Sorbo mi nariz y el primero en saltar es Kuldum.
— ¡Maldición. Quieta Kuldum! — Ordena Ilenko pero todos se ponen más ariscos.
Las alarmas suenan por tener en peligro al Boss. — Oigan lloré por el susto que me metieron. — arremeto señalando a los leonés.
Todos se echan apenados y se ponen boca arriba, Ilenko prueba poniéndome en el piso lentamente y todos me siguen como si fueran gatitos bebés.
— ¡VAMOS A DOMINAR EL MUNDO MIS LEONES! — Alzo el puño al probar el poder.
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Soy una...¡¿Bebé?!
FanfictionAkin Romanov se metió con la hermana de Braulio Mascherano quien dio a luz a una hermosa niña con ambas sangres convirtiendose en la heredera de ambos imperios. Christopher Morgan Harts y Akayla Romanov Mascherano se involucraron íntimamente por lo...