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Advertencia: Este capítulo contiene contenido delicado sobre el abuso infantil. No se promueve ni se justifica de ninguna manera. Quiero expresar mi más sentido pésame a quienes han sufrido esta terrible experiencia. El abuso infantil es una herida profunda y dolorosa en nuestra sociedad, y es fundamental que trabajemos juntos para prevenirlo y apoyar a las víctimas. Si necesitas ayuda o conoces a alguien que la necesita, te animo a buscar recursos y apoyo en organizaciones locales o nacionales.

Nunca estás solo(a)

— Dejarla viva fue la mejor decisión que pudimos haber tomado

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— Dejarla viva fue la mejor decisión que pudimos haber tomado. — Me observa Recce — Debe sufrir lentamente por lo que te hizo y sin duda aún me molesta un poco el hecho de que no le dijeras a tu padre el nombre de esa criada.

— No me dejaste matarla. — Le entrego un pedazo de carne a chichis el cual toma gustoso. — Pierdo dignidad cada vez que respira. — Evaluo a la criada que me golpeó quien ahora camina como un pequeño roedor asustado siendo acechado por una serpiente.

Deberíamos hacerla mi cena. — Opina chichis siguiéndola con la mirada.

— Aún no comes carne de ese tipo. Puedes incluso enfermar del estómago. — Murmuro llevando mi biberón a la boca.

Estas cosas son cómodas, las mueves donde sea y no se caen. Irónicamente me veo adorable si me observó al espejo pero ridícula tomando en cuenta mi edad mental.

— Svetlana, es hora de irnos ¿ya terminaste de comer? — Mi papá baja las escaleras con su uniforme puesto.

— ¿Por qué no puedo llevar a chichis? Él debe aprender a comer gente. — Me bajo de la silla tomando de la pansa a mi león.

¡Mi filete!

Esa maldita cosa... — Lo escucho murmurar.

— Deja que lo lleve, muñequito. Se ha comportado bien y parece un poco entrenado. — Intercede mi tío.

— He dicho no. Vamos Ameera y pon esa cosa en el suelo.

— No quiero. Chichis va a venir conmigo.

— Deja de llamarlo chichis, ese estúpido nombre me persigue desde que comenzaste a hablar. Me molesta cada que mencionas esa maldita palabra. — Una vena salta en su cuello y bajo a mi león.

— Hoy no chichis, pero mañana te meto al coche de papá. — Le susurro y beso su cabeza.

Mi precioso filete, nadie nos va a separar ahora. — Escucho como suelta pequeños gemidos de complaciencia y solo niego extendiendole los brazos a papá quien de inmediato me toma.

— Estaré una reunión pero puedes llevar unos juguetes y...

— Angela. Quiero que ella sea mi juguete ¿puedo tenerla como juguete? Papi ¿puedo?

Soy una...¡¿Bebé?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora