Los magos negros comenzaron a atacar, mientras los hechiceros se encargaban de iniciar las invocaciones. Christian se alegró de tener una ventaja y echó a correr seguido de Nieve hacia donde se encontraba Kadirh. A su derecha iba Nathan y alcanzó a ver cómo se detenía para luchar con uno de los primeros magos. Parecía pelear con rabia y determinación, y pronto acabó con ellos. A su izquierda estaba Robin, quien parecía danzar entre los magos oscuros y vencerlos con facilidad.
Christian sonrió. Habían mejorado muchísimo y se estaba notando. Los magos negros parecían desconcertados.
Christian siguió corriendo mientras luchaba contra todo el que se cruzaba en su camino. Con agilidad, se subió a una piedra; ya quedaba poco para alcanzar a Kadirh y quería comprobar que el plan se estaba llevando a cabo a la perfección. Vio a lo lejos cómo sus propios hechiceros del Refugio recitaban sus conjuros. Divisó también al grupo encargado de protegerlos, presidido por Avril. Los magos rojos volaban en sus dragones, casi rozando las cabezas de los enemigos, escupiendo fuego y acabando con ellos rápidamente. Dean marcaba una clara diferencia, era un gran guerrero y se movía con elegancia y eficiencia por el campo de batalla.
Mientras bajaba de su roca, Christian miró a Kadirh. Este no parecía haberse percatado de lo que estaba ocurriendo. Tampoco parecía haberse molestado en moverse de donde estaba; tan solo esperaba a que Christian lo alcanzara, lo cual no le sentó demasiado bien al joven mago. En cualquier caso, no le quedaba más remedio que ir a por él; era el único capacitado para enfrentarse a Kadirh.
Así, corrió hasta llegar a su altura. Tomó la decisión en el momento. No le daría tiempo a hablar, tan solo lo atacaría. La última vez se habían entretenido en charlas y él había salido perdiendo.
Le lanzó un hechizo estirando las manos. Kadirh pareció sorprendido, pero aún así supo reaccionar a tiempo y crear un escudo protector.
—¿Cuántas veces te lo tengo que decir? No vas a vencerme, niñato —dijo el mago negro.
Christian siguió en su afán de no hablar. Tampoco se permitió mirar a Verónica, la cual permanecía impasible observando la situación, con aquella cara que ponía cuando se evadía del mundo. Así, atacó de nuevo, esta vez con fuego.
Pero Kadirh reaccionó con hielo y le lanzó una cuchillada congelada a Christian. Este, movido por su instinto, dio una vuelta sobre sí mismo a tiempo de esquivarlo. Cuando regresó a su posición, saltó por el aire lanzando una patada a Kadirh, mientras Nieve le mordía la pierna. Después, una vez volvió al suelo, creó un espíritu Rayash, un pequeño demonio que se colaba por los ojos y absorbía el alma del poseído. Pero nuevamente, Kadirh consiguió rodar por el suelo esquivando al demonio. Y lo volvió contra Christian, quien creó una nube de vapor para hacer desaparecer al demonio.
Kadirh decidió usar la fuerza física también y asestó un puñetazo en la cara de Christian. Su mano vestía una empuñadura de acero y Christian comenzó a sangrar por la mejilla.
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Hielo violeta
FantasyChristian es un joven islandés que ha creído en la magia desde que, siendo niño, presenció cómo un hombre desaparecía en la plaza de su pequeño pueblo. Durante un verano solitario, sus sospechas se confirman al ver a una extraña chica de ojos violet...