7. En busca de tu casa

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Charlotte se encontraba en unas condiciones terribles, lloraba y gritaba, buscaba a Bill y se desmayaba mucho. No sabian que hacer, Maryoret se sentía un poco culpable por no decir nada cuando lo vio salir a la calle.

Ya era un martes y Bill no aprecia.

- Ya lo encontraran. - decía Youlieth mientras acariciaba la espalda de su madre, la cual solo lloraba. Además... ¿Qué más podia hacer? Ya habia ofrecido hasta recompensa a la persona que lo pueda encontrar, un hombre que sabía dibujar rostro, hizo uno parecido y lo pegaron el algunas partes para haci encontrarlo más rápido.

- Yo... yo debi estar... allí y... cuidarla. No tenia que... descuidarla... - volvió a llorar fuertemente, se sentia mal, muy mal.

- Vamos, mamá. Sabrá como llegar, tal vez alguien la encontró y...

- ¿Y si la persona que la encontró se la llevó? - eso no queria decir Youlieth, pero su madre se desvió a algo negativo y se pudo a llorar más fuerte.

- No... ya veras que llegará. Sabrá como volver. Yo se que volvera y tú deberias saberlo mejor que yo.

- No estamos seguros. Tal vez ya nunca re... - estaba diciendo Maryoret, haciendo decaer las pocas esperanzas iluminadas de su madre.

- Cállate. - le cortó antes de que pudiera terminar. - Largate. Nadie te nesecita aqui.

Maryoret subió rapido las gradas y se fue a su abitacion, lloró por sentirse no querida donde estaba. "¿Por que no me pueden querer igual a mi? ¿Por que solo Billie y yo un estorbo en esta familia?" Lloraba, pero no por que Bill no estuviese, ella no lo queria allí. Quizá ella huviera querido ser Bill para que la quisiesen como querian a Bill.

Se levantó de su cama, fue a la habitación de Bill y sacó su muñeca favorita y volvió a su habitacion. La guardo en uno de sus cajones. La escondió. Haci Bill se quedaria sin algo que él queria y estaria triste. Triste como lo estaba ella.


By Tom

- Traeré agua. Espera aqui. - dije mientras salia del cuarto de baño.

Ya habian pasado dos noches desde que la niña a la cuel no conocia habia llegado a mi casa.

- Bien... aqui esta el agua lo pondre a temperatura. Para que no te quemes o resfries. - decia mientras tocaba el agua en la bañera de madera, era haci como un barril de vino cortado por la mitad, pero era grande. - Ya han pasados días y tienes que bañarte de seguro que ya apestas. - la niña puso un puchero ante tal humillacion y yo solo me rei. No era para hacerle sentir mal ni nada, todo el tiempo tenia buen humor y me gustaba hacer reir o enojar en broma a las personas. Y sobre todo ahorae gustaba hacerle enojar, me gustaba cuando se enojaba y ponia esas caras que tanta risa me daban. Terminé de amoldar el agua a la perfecta temperatura. - Bien, ahora sacate esa ropa, te metes a bañarte te secas con esto, - dije pasandole una toalla. - y hasta mientras buscaré más ropa limpia que te haga. - dije para luego ir en busca de más ropa.

De suerte mis padres no estaban y Georg tampoco, ya que abuela estaba mal y debia quedarse, de ahi pasaba para el colegio y no volvía, lo extrañaba, pero por ahora no me convenia que venga de visita.

Los dos dias que ya estaban pasando no habia ido al colegio y fingi estar enfermo. Tampoco es que iria y me llevaria a la niña cual su nombre desconocia. No, ni de broma. Mis padres no me exigían nada haci que no pasaba nada.

Tras buscar en los cajones encontré una de mis camisas más pequeñas, que le quedarian un poco grande, pero era de lo que habia. ¿Qué más podia hacer? Y ni su casa lograba encontrar. ¿Cuándo volveria? No lo sabía, algo que me inquietaba era como de destrozada estaria su familia por su desaparicion suponía.  Tambien encontré uno de mis shorts de mescliña, que le quedarian más como pantalones, y de la cintura le pondria algo que le agustase a su talla.

CAPAS DE MENTIRA  |  TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora