11. Te vas quedando solo

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Las calles eran de las mejores quizá. Me gustaba el lugar donde estaba viviendo.
Neuilly-sur-Seine era una de los mejores lugares de Francia. Todas las personas con mucho dinero, con ropa fina y elegante, si, solo ese tipo de personas vivían aquí.

Caminaba de regreso a casa. Después de estar en la mañana en el colegio.

- Tom, hola. - le saludó alguien que se acercó de detrás mio.

- Hola, Gustav. - le saludé . - ¿Vives por aquí? - le pregunté.

- Sí. De hecho unas casas más y ya llego a la mia. ¿Y tú?

- Yo también.

- Que bueno. Te tengo cerca entonces. Quizá podriamos llevarnos bien y ser amigos. - Gustav era nuevo. Ya había pasado un par de semanas desde que comenzó los días de clase. Y era la primera conversación que tenía con él.

- Sí, claro. Y ¿Por qué te mudaste? Eres nuevo en este lugar, ¿no? - pregunté.

- A mis padres les gustaba esta ciudad, solo eso.

- Ah, pues que bueno. Este lugar es muy hermoso.

- Sí. ¿Sabes? Yo vivía en Costa francesa.

- Oh, ¿enserio? Yo nunca fui allí.

- Te aseguro a que te gustará. Yo pienso volver allí en las vacaciones. Luego quizá vuelva o no. Me gusta más estar allí. Mi tia vive a allí, además temgo mis razones para querer no estar aquí. - me hablaba mientras caminabamos.

- Que bueno por ti. Yo quisiera vivir en Alemania.

- ¿Te gusta Alemania?¿Fuiste alguna vez? - preguntó algo emocionado. Ojalá yo pudiera estar en Alemania y no en Francia. Aunque no conocía de nada Alemania.

- No conozco Alemania. Pero me gustaría estar allí.

- Yo tampoco conozco Alemania. ¿Alguna vez fuiste al extranjero?

- Ehm, no. ¿Tú, si?

- Sí, a los Estados Unidos. He vivido dos años en allá.

- Oh, que bueno.

- Sí, cuando tenia nueve volví. Viví en la Costa desde entonces.

- Yo me mudé aquí cuando tenía diez años.

- Entonces ya vives seis años aquí.

- Sí, pero ya cumpliré diecisiete así que estaría aquí algo de siete años.

- Yo ni un año todavia. Bueno mi casa esta bajando por esta calle. - dijo parando el recorrido mientras conversabamos.

- Bueno... Adiós.

- Un gusto hablar contigo compañero. - él rió y yo tambien.

- Adiós, Gustav.

- Adiós, Tom. - se despidió con la mano y se fue por su respectivo camino.

Caminé hasta llegar a casa.

Al abrir la puerta me encontré con una empleada limpiando el cristal de las ventanas.

- Tom. Ya llegaste. - me miró sonriendo.

Se llamaba Maggie y ahora me desagradaba. Tenía un par de años más que yo, pero hasta parecia menor.

Preferí ignorarla e irme sin más. Pero al intentar alejarme me agarró del brazo.

- Tom. No me ignores. Por favor. - me dijo con voz triste. Lo que ella no sabia era que pena era lo que menos me daba ahora. - Tú me trajiste aquí. ¿Por qué me haces esto?

CAPAS DE MENTIRA  |  TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora