9. Mudanza

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- Tom, ¿Quieres una rosquilla? - preguntó su madre mientras caminaban en la multitud.

- Sí...

El invierno comenzaba, las temperaturas hacían notoria la estación en la se encontraban.

- Buenos días. - saludó amablemente el hombre vendedor de voletos desde el otro lado.

- Buenos días. Dos voletos para Neuilly-sur-Seine por favor.

- Claro. - le tendió los voletos y ella los agarró. - Gracias por su compra.

- ¿Qué te parece, Tom? Por fin fuera de este lugar. - dijo poniendo mala cara. - Nos iremos a un lugar donde tu padre ni en sueños lograria llevarnos. Tendremos una hermosa casa... - dijo con emoción.

- ¿Y cómo conseguiremos eso? - preguntó curioso.

- Ya lo verás.

- Iremos en tren, ¿no?

- Correcto. - dijo sonriendo.

Su madre era divertida, amable y buena, pero solo supo eso al estar fuera de casa, cuando dejaban lo poco que tenían. Luego en casa lo detestaba. Preferia no volver a casa, tampoco es como si fuera la mejor cosa que pudo pasar en su vida, pero tenía algunos bagos recuerdos hermosos de allí.

Se preguntaba si algún día volvería a su ya antigua casa. Tal vez si. O tal vez no.

¿Cuándo volvería a ver a Georg? Era lo que más queria, ver a su hermano. Lo extrañaba. Y todo por culpa de sus padres. No había que pensar mucho para darse cuenta.

- Vamos, Tom. Ya nos tenemos que ir. - dijo emocionada.

- Ya voy.

Caminaron por los espacios de los asientos.

- ¿Quieres ir al final?

- Sí. - dijo Tom y se sentó en el asiento donde podia ver por la ventana, veia a un monton de personas caminar de un lado para otro. Buscando su tren y otro saliendo terminando su recorrido. Llegando a un nuevo destino. Un nuevo lugar. Una nueva experiencia. Y eso tambien estaba dicho que sería para él.

- ¿Dónde viviremos cuando llegemos?

- Cariño he tenido suficiente tiempo para poder hacer esto. ¿Crees que nos vamos sin siquiera saber donde llegaremos? - preguntó riéndose.

Tom miraba por la ventanas mientras el viaje transcurría. Se sentía un poco triste por dejar el lugar donde estuvo practicamente toda su vida, pero tambien emocionado, no conocía nada fuera de su entorno y ahora lo haría. ¿Habia algo más emocionante para un niño de nueve años? Porque para el no. Era algo sumamente emocionante. Conocer a personas nuevas (aunque preferia a las que ya conoció) y caminar por calles jamás conocidas para él. Ir de paseo a por las calles, y tal vez el lugar era hermoso.

Podía ver al sol esconderse tras las montañas. Se veía de un color naranja intenso combinado con el color amarillo. Un atardecer.

Se quedó dormido hasta que sintió los nuevos rayos del sol sobre su cara. Era temprano, demaciado quizás.

- Ya llegaremos dentro de unas horas. - dijo su madre sonriendo. Él la imitó.

Quizá era bueno despejarse y alejarse de un lugar donde apenas pudo ser feliz. Ni siquiera una cuarta parte, lo único que si extrañaria sería los momentos felices.

Extrañaria a sus amigos. A sus compañeros de clases, a Maryoret que era una amiga y compañera de clase, a Billie, a quién conoció cuando se extravió; después de cuando regresó se volvieron a encontrar, una larga historia que en otro momento recordaria; a Youlieth a quien conoció gracias a Billie y a todas las personas buenas de allí, como los padres de Theresia y personas que le rodeaban. Sobre todo a Billie. Sentía una amistad más fuerte con ella que con otra de las personas.

- Te aseguro que al lugar que vamos es increible. Muy hermoso. Mis amigas me contaban sobre el sitio. - decía su madre mientras él la escuchaba. - Todo es perfecto, me dijo una de mis amigas. - más que amigas a Tom le parecian compañeras de compras y malgastas dinero. - Las casas son grandes, como de la realeza. O al menos eso me han informado. - decia su madre emocionada.

Las horas pasaban y el tren cada vez se aproximaba más. Hasta el punto de llegar.

Todas las personas bajaban con sus pertenencias. Ya habían llegado y era hora de partir a un nuevo sitio.

- ¿Tienes hambre? Yo si. Vamos a desayunar.

- Sí, me da mucha hambre.

- Vamos entonces. No conosco estos luagares, pero creo que podemos encontrar algún lugar, debe de haber unos cerca, quiza.

- Bueno. - contestó Tom.

El lugar se veia mucho mejor que de donde vinieron. Este lugar le gustaba mucho, era muy hermoso.

. . .

- Ya levantate. Eres una dormilona. - dijo Billie revolviendo a Maryoret en su cama mientras dormia.

- Tengo sueño.

- Es tarde, el sol esta muy arriba.

Maryoret se empezó a sentar y si, Billie tenia razón.

- - ¿Te iras de compras?

- Sí. Iré con la señora Charlotte. Ah, y Youlieth tambien. - dijo tranquilamente.

- ¿¡Qué!?¿Por qué no me despertaste? - se levantó los más rápido que pudo. - Espera me voy a alistar.

- Bien... - dijo Billie saliendo por la puerta y después de sacar la cabeza cerró.

- Señora Charlotte, Maryolet tambien quiere ir.

- Bueno la esperaremos.

- Bien

CAPAS DE MENTIRA  |  TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora