Capítulo 10

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Boun anduvo al acecho por la mansión que tenía a Saint en la Calle Bourbon buscando alguna señal del pequeño capullo. Tenía que haberse ido a algún lado. No era como si Saint hubiese desaparecido simplemente en la nada. Y este seguía siendo el lugar más probable para encontrarle. No importaba el qué, Saint siempre volvería a su hogar. El hecho de que estuviese aquí como un DarkHunter solo después de haber muerto hacía un par de años lo decía todo. Artemisa normalmente requería que pasasen un mínimo de cien años antes de que un DarkHunter volviese a la ciudad en la que había sido asesinado, la idea era que después de esa cantidad de tiempo cualquiera de sus amigos inmediatos o familia estuviesen muertos y los recuerdos no fuesen tan duros. Pero Saint necesitaba su piedra de toque, esta casa y su ciudad. No podía funcionar sin ellos. Era como si Nueva Orleáns alimentase su alma, lo cual Boun podía entender. Y ahora mismo estaba agradecido por eso porque traería a Saint de vuelta a su círculo.

Claro, Pak le había dicho que se había pasado antes para buscarle y no estaba allí, pero no era lo mismo.

Pak no había salido para matarle. Solo quería herir al Cajun.

Boun tenía intención de utilizar las entrañas de Saint como cordones de zapatos, pero primero necesitaba un olor fresco de Saint. Nadie me traiciona. Nadie. Había habido demasiado entre él y Saint para que Boun lo dejase ir. El hecho de que el pequeño escurridizo Cajun hubiese traído a los Daimons a su hogar no, a su habitación era una declaración de guerra. Saint los había ofrecido a todos ellos a los Daimons y Boun quería un trozo de él con tanta intensidad que ya podía saborearlo. Por no mencionar el pequeño hecho de que Saint había herido a Prem.

Oh sí, el bastardo iba a pagar con su vida.

Pero Saint no estaba aquí y por el aspecto y el débil olor de las cosas, no había estado aquí en un par de días. La casa parecía haber sido abandonada. La cama no estaba desecha. No había toallas sucias o siquiera la humedad en el lavabo que indicara que se había lavado los dientes o bañado. Su Jaguar XK-R estaba todavía aparcado en el garaje. Ninguna de sus ropas o zapatos parecían haber desaparecido.

Extraño. ¿Dónde podía haber ido? Saint les había dicho a sus perros guardianes que se iba a la cama. Nadie parecía haberle visto desde entonces y eso había sido hace cuatro días.

Dejando el inmaculado dormitorio, Boun se detuvo en el corredor de arriba cuando captó un vistazo de una de las fotos en la pared que componían un enorme montaje de la temprana vida de Saint, algo que su madre debía haber colocado allí. Aunque Saint podía ser un arrogante gilipollas, por lo general no era vanidoso.

La foto que atrajo su atención era una suya, de la madre de Saint, New y Saint, los cuales debían rondar los quince años en aquella época. La mujer había intentado sacar una buena foto con él, pero Saint había sido Saint, golfillo e inquieto. Así que Boun había llegado por detrás de él y lo había envuelto en una llave de cabeza. La madre de Boun había sacado la foto que tenía a Saint riendo mientras Boun fingía estrangularle y New y la madre de Saint habían fingido sorpresa. Era una foto realmente divertida.

Y ese único momento hizo que diese un paso atrás en lo que estaba haciendo. ¿Cómo podía haberse convertido ese chico en el hombre que había amenazado a la familia de Boun? Saint había luchado a su lado contra la manada de lobos hacía apenas unos meses. El Santuario era tan hogar para él como lo era esta casa y aunque Saint ya no era así, no había sido tan diferente.

¿Lo era? ¿Podía haberlos traicionado a todos ellos?

¿Y si no lo hizo y estás equivocado con respecto a él? ¿Y si tenía una razón para lo que ha hecho?

Estaba ocurriendo algo extraño. Lo sabía, en las entrañas.

Ahora que pensaba en ello, Saint no habría abierto una brecha en el Santuario sin una maldita buena razón. El Cajun podía ser muchas cosas, pero nunca había sido un tránsfuga.

˗ˏˋ 20 BounPremˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora