Capítulo 16

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Boun contuvo el aliento al mirar a Prem correr para alcanzar a Aello. Sabía que era un luchador feroz, pero esto era sin duda el despliegue de habilidades más impresionante que había presenciado.

La primera prueba era un pozo abierto que lanzaba flechas en ráfagas de forma arbitraria y que no seguía ningún tipo de patrón. Aello lo atravesó en una carrera mortal. Se lanzó al aire y voló al otro lado mientras varias flechas la rozaban, pero ninguna le provocó un daño real.

A salvo en el otro lado, se quitó las sangrientas manchas de su piel y siguió adelante.

Prem se tomó un segundo para pasarse el arco por la cabeza y hombro para que quedara en diagonal a la espalda. Arrojando la lanza al otro lado donde se enterró en el suelo, corrió por el borde y saltó dando una voltereta hacia atrás para atrapar cuatro de las flechas que el agujero disparó antes de aterrizar en el lejano borde, enfrentándole, justo al lado de la lanza. De una sola vez, le guiñó el ojo, puso las flechas que atrapó en el vacío carcaj en la espalda, y sacó la lanza del suelo. Con una gracia que los dioses envidiarían, se giró y corrió al siguiente obstáculo.

—Diablos —Tay respiró impresionado.

Boun sonrió mientras una ola de feroz deseo posesivo le atravesaba.

—Ése es mi chico.

Pak se burló de los dos.

–Confíen en mí. No han visto ni una mierda de lo que puede hacer. Eso fue un juego de niños.

Algo que demostró bien en el siguiente desafío.

Allí, tenían que lanzarse desde un pequeño trampolín hecho de musgo y, aterrizar en postes individuales que sobresalían del suelo y que eran apenas tan grandes como sus pies. En realidad, tenían que estar de puntillas para encajar. El único problema, que los postes no eran estables y en el momento en que su peso golpeaba la punta temblaban, necesitando un magnífico equilibrio para evitar caer y estrellarse en las filosas rocas alineadas en el suelo.

Como si eso no fuera lo suficientemente difícil, Aello lo atacó apenas estuvo en uno, usando la lanza como bastón. Prem, con su propio bastón en la mano, contrarrestó los rápidos golpes. Estos se sucedían tan rápidamente que Boun los escuchaba más que verlos. Prem empujó hacia atrás a Aello, luego se movió para golpearla con la punta de la lanza.

Aello saltó hacia otro poste y renovó el asalto.

Prem la siguió y entre los dos crearon un aterrador ballet de habilidades letales mientras se movían peligrosamente luchando como monstruos.

El corazón de Boun palpitaba de temor por Prem. Un estornudo... un mínimo error de cálculo y podía caer sobre las rocas de abajo y matarse.

Aello lo golpeó en los pies, por lo que Prem necesitó saltar de un poste a otro. Uno cayó al suelo, rompiéndose en pedazos cuando las rocas se elevaron literalmente para devorarlo.

Sin pensarlo, Boun dio un paso al frente, intentando ayudarlo.

La manticore delante de él se encabritó y le obligó a retroceder.

–Ayúdalo, Oso, y pierde.

Y todos ellos morirían...

Pero era difícil quedarse sentado y observar mientras lo arriesgaba todo por ellos.

Prem descargó un violento golpe en el costado de Aello. La Amazona se tambaleó y justo cuando Boun estaba seguro que caería, ella se tiró al suelo en la parte segura. Allí, corrió hacia los postes de Prem y usó su lanza para empezar a derribarlos antes de que pudiera alcanzarlos.

˗ˏˋ 20 BounPremˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora