Prem observó cómo sacaron a Boun de los dominios de Supanut y le devolvieron a la casa Peltier de modo que pudiera preparar el viaje. Se le quedó atascado un sollozo en la garganta. No podía creerse lo que estaba dispuesto a hacer por él. El riesgo que estaba afrontando.
Simplemente no mueras. Por favor.
No por su culpa. Especialmente no cuando no podía ayudarle. ¿Qué clase de tortura era esta?
Maldito seas, Supanut.
—¿Prem?
Se giró de golpe ante el suave sonido de la voz de Krit.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Arriesgar mucho más de lo que deberíamos. Pero sabemos el terror que sientes y no podemos dejarte sufrir.
—¿Nosotros?
—Yo, Billkin y Tay —indicó con un gesto hacia la cama—. Si te tiendes, Tay y yo podemos extraer tu esencia y serás capaz de ir con Boun.
—¿Podéis hacer eso?
—Creemos que sí.
"Creer" no era una palabra poderosa, especialmente por la manera vacilante en que Krit lo había dicho. Le recorrió un escalofrío.
—¿Qué no me estás diciendo?
—Hay una posibilidad de que quizás no seas capaz de regresar... intacto.
Oh, sí, eso era malo.
—¿Te importa explicarlo?
Los ojos de Krit se hicieron eco de su incertidumbre.
—Voy a tener que ponerte en un estado de profunda inconsciencia... no es algo que haya intentado antes. Quizás lo estropee y te deje fuera de tu cuerpo para siempre. O podrías quedar en un coma perpetuo.
Prem volvió a echar un vistazo a la pared donde Boun estaba escribiendo la adivinanza de Supanut de modo que pudiera descifrarlo. Estaba arriesgando su propia libertad y su vida por él.
¿Podía hacer algo menos por él?
—Lo haré.
Krit se mordió el labio.
—¿Entiendes los riesgos?
Prem asintió.
—Gracias por intentarlo al menos. Realmente aprecio lo que estás haciendo y si lo fastidias, te prometo que no me cabrearé mucho.
Krit hizo un sonido que básicamente decía que pensaba que Prem era un idiota por acceder a hacer esto.
—Espero que te sientas de esa manera en el caso de que no pueda volver a unirte de nuevo.
—Créeme, lo haré.
Krit gesticuló hacia la cama.
—De acuerdo, entonces, acuéstate e intentemos lo imposible.
Prem lo obedeció. Descansando sobre la espalda, encontró la nerviosa mirada de Krit y sonrió antes de repetir el lema de batalla de las Amazonas.
—¿Quién quiere vivir para siempre?
Especialmente si no podía vivir con Boun.
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