Capítulo 1

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—¿Soy yo o el mundo entero se ha vuelto idiota?

Boun Peltier se rió cuando escuchó la voz de su hermano Remi mientras estaba en la parte de fuera de la puerta que daba al club Santuario que era propiedad de su familia. Remi y él eran la mitad de toda una serie de cuatrillizos idénticos... y aquel comentario estaba tan alejado del carácter de su maleducado hermano que Boun agitó la cabeza.

—¿Desde cuándo te pareces a Jan? —preguntó con los auriculares que había llevado tanto tiempo que se sentía como si siempre los hubiera llevado en la oreja.

Remi resopló.

—Claro... como si fuera una jodida demonio gótica vestida con corsé, falda de volantes y medias, tratando de abrirme paso a mordiscos a través del menú... y la gente.

Describía a Jan a la perfección.

Pero Boun no podía resistir mofarse de él.

—Siempre he sabido que eras un friki, mon frère. Esto sólo lo prueba. Quizá deberíamos darte como nuevo nombre Frank-N-Furter y lanzarte perritos calientes por donde vayas pasando.

—Cállate, Boun, antes de que salga de aquí y me haga a mí mismo un trillizo.

Como si Remi hubiese olvidado quién le había enseñado a luchar.

—Acércate, vándalo. Tengo un nuevo par de botas que están que se mueren por patear a alguien.

—¿Queréis parar los dos de pelear por el canal abierto? Y madurar mientras estéis en esto. Os juro que voy a hacer estofado de oso con vosotros dos esta noche si no paráis.

New soltó una retahíla en francés, su lengua materna, de modo que pudiera seguir insultándolos y debilitándolos.

Boun se tragó una respuesta de sabelotodo al tono hostil de su hermano que fue valorado con numerosas aclamaciones de aprobación por el resto del equipo, cuyos auriculares permitieron que oyeran por casualidad cada palabra.

Para ser honesto, él y su familia no necesitaban los auriculares para comunicarse. Parte de ser Wereosos era que podían proyectar sus pensamientos si estaban a una distancia razonable los unos de los otros, aunque algunos fueran mejores en eso. Pero esto tendía a levantar sospechas entre las personas normales que trabajaban para ellos y especialmente en los que frecuentaban su negocio. Así que llevaban eso como un intento de parecer al menos normales.

Sí, eso. La normalidad había dicho adiós a su familia y su especie hacía tiempo. Pero, ¿qué demonios?

Sacudió una mirada al auricular.

Aun así, Boun se los quitó de la oreja cuando el discurso enfático de su hermano en francés le recordó a su madre y una oleada inesperada de pena le atravesó. Cómo añoraba el sonido de su madre quejándose de él en francés...

¿Quién lo iba a pensar alguna vez? De todas las cosas a echar de menos.

Debo estar mal de la cabeza. Y aún la aguda voz de su madre le frecuentaba desde el pasado.

«Necesitas crecer, Bouneraux... Ya no eres un niño pequeño. No has sido uno en más de doscientos años. ¿Por qué te cebas con tus hermanos y me haces a mí perder la razón? ¡Mon Dieu! Cada vez eres más mi cruz cuando te comportas mal. ¿Por una vez puedes callarte la boca y hacer lo que te pido? Como podemos confiar en ti si insistes en actuar como un crío? ¿No has aprendido nada?»

Boun se estremeció cuando vio la cara de ella en la mente mientras le increpaba su acto de desmadre diario.

Era una cara que no podría ver de nuevo y una voz que podría desvanecerse completamente de la memoria algún día.

˗ˏˋ 20 BounPremˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora