CAPITULO 3

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𑁍Samyr𑁍

¡Magnus había perdido la cabeza! El mismo Magnus que preferiría cortarse un dedo antes de soltar un cumplido tan simple hacia mi forma de vestir o el cabello de Hassam le estaba diciendo hermosa a una mujer que acabamos de conocer. Incluso el mismo Hassam se le quedó viendo con sorpresa... aunque su rostro no lo demostraba yo lo conocía mejor que nadie y sé que también estaba atónito.

Es que no estaba mintiendo, ella era hermosa, pero era una desconocida y peor aún, alguien que intentamos contratar para hacerle compañía a nuestro dulce Auriel.

No me lo podía creer, aunque siempre supe que Magnus era un cínico. Quería verlo con ojos más acusantes, pero desvíe la mirada y unos ojos cafés se posaron nuevamente en mí. Solté el aire por la boca porque no soportaba cuando esa mujer de piel canela me contemplaba con sus grandes ojos brillantes. La sensación en mi cuerpo no me era agradable pues no debería reaccionar así, así que vinculé este efecto como un picor insoportable. Como si fueran pequeños animales en mi piel que no aguantaba por quitarme de encima, así era mejor. Así podía pensar con más claridad.

—Magnus, esa no es la forma de recibir a la dama —logré escucharme decir con voz firme y me sentí orgulloso por hablar mi parecer en voz alta.

—¿Y desde cuándo está mal visto recibir a una dama con un halago, Sam? —preguntó Magnus quitándome la sonrisa del rostro, ahora la vestía él porque yo ya sabía que me atacaría con lo que estaba hacer.

—No... no es eso.

—¿O es que quieres contradecir lo que dije? Ahhh... ¿No te parece la señorita Flora una hermosa dama? ¿Eso es?

¿Porqué se esmera en molestarme frente a una desconocida?

Aunque no es como si el publico alguna vez le hubiese importado tanto. Él siempre juega conmigo así; pero en este momento le odio terriblemente. No lo soporto. Se está comportando como una cría y yo soy aún peor porque dejó afectarme con sus burlas. Siempre es así conmigo, nunca molesta a Hassam y al dulce Auriel lo trata con mucho cariño. No sé qué le he hecho yo.

—Yo... no dije... no fue eso lo que... yo-si... —quise decírselo a la mujer al otro lado de la mesa, pero me fue imposible verle la cara.

Qué vergüenza, ahora creerá que le dije fea. Quiero que me trague la tierra. O mejor me lanzo al mar, me queda cerca.

¡No era eso lo que quería decir!

Y ella es muy bella. Pero no estaba aquí por eso, ese era el punto que intentaba hacer. Teníamos que hacerle preguntas. Una entrevista para ver si era buena para dejarla acercarse a Auriel. Una noche antes intenté memorizar algunas que redacté cuidadosamente pero ahora las había olvidado todas. Todo me sale mal siempre que estoy nervioso y luego no sé qué hacer. Lo odio a él y me odio a mi mismo porque el aire en este local está muy fuerte y de vez en cuando eso siempre me da unas alergias horribles. Esta vez es una de esas ocasiones y pareciera que por lo que me hizo Magnus —que no era la gran cosa como para molestarme tanto—, ahora parecía querer llorar...

¡Si quería llorar, pero no iba a hacerlo enfrente de toda esta gente!

Y ella seguía viéndome, cielo santo, alguien tiene que decirle que deje de verme o voy a ponerme de pie y voy a salir corriendo. Soy un alfa con una dignidad que proteger.

—Yo... —musite sin querer. Mi boca simplemente se abrió sola e hizo ese sonido patético. Esto es aberrante.

"Magnus" pronuncie entre dientes sin vocalizar, quería llamar su atención sin que los demás me escucharan. "¿Qué?" El hizo lo mismo, sin quitarse esa sonrisa astuta de la boca. "Deja de molestarme." "No quiero." "Ya verás cuando lleguemos a la casa." Le amenace con el dedo índice y él, muy discretamente, se puso en la barbilla el dedo anular. Abrí mi boca en sorpresa, aunque lo haya disimulado seguía siendo un maleducado.

AMBROSÍA ENTRE BOCAS [ OMEGAVERSE POLIAMOR ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora