CAPÍTULO 23

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𑁍Flora𑁍

Las solicitudes para sesiones de terapias se me acumularon por lo que el trabajo me mantuvo ocupada, pero no dejé de pensar en la decisión impulsiva de aceptar salir con esos dos. Me guardé eso para mi misma hasta que llegó el día jueves y tuve la oportunidad de contárselo personalmente a quien quería.

—¡Absolutamente no! —exclamó Auriel—. ¿Cómo se le ocurre decirles que si los acompañara a eso?

Él no me observó con mala cara. Al menos no lo considere así; su semblante estaba plano, sin emoción alguna, pero su cabeza estaba de lado y su ceño ligeramente fruncido. El masaje de la sesión diaria fue casi el mismo que recibió anteriormente, pero esta vez bajé un poco más por su espalda. En cuanto le conté sobre la invitación al club nocturno se dio la vuelta en la cama para encararme. Aún no había terminado la sesión, ni su masaje...

—Es que... suena divertido...

—Lo hicieron sonar divertido, Flora. La persuadieron a acompañarlos y lo lograron. Déjeme preguntarle algo primero... ¿Esos dos le pidieron que los lleve en su auto?

—¿Cómo sabe eso?

—Porque por supuesto que lo hicieron. Nectaria es un club fuera de la ciudad, pero en dirección al aeropuerto, por lo que es la trayectoria contraria a nuestra casa... El punto es que queda lejos y aún así, la mayoría de omegas prefieren ir desde que salen de casa sin compañía de sus alfas, así que hacen grupos para el viaje. Si no tenían con quien irse, lo consiguieron ya con usted.

—Mmm —asentí ante su razonamiento—. Tiene sentido, pero no le veo el problema a eso. Janie se ofreció a comprarme el boleto de entrada, así que no me molesta llevarles en mi auto. Pero... ¿Usted cómo sabe tanto sobre ese club nocturno? Incluso se sabe la dirección.

—Bueno... es... no me vea así. Yo no voy a esas fiestas, solo que es un tema que era muy sonado en el campus de la universidad. Ahí lo escuché yo, al menos. La verdadera pregunta es porque usted no sabe nada. ¿Cómo así que no había escuchado del club?

¿Entonces que todos conocían ese club excepto yo?

—Ahora me creerá muy ingenua. ¿Verdad? —solté el aire en mis pulmones con exasperación—. Nunca parezco saber las cosas que realmente importan.

—No, no —Auriel entrelazó su mano con la mía y me guió hacia él. Me hizo acostarme a su lado en la cama y algo en mi mente me alertó que no debería acostumbrarme a esa acción, pero no le hice caso—. No quiero que se trate así. No diga esas cosas. ¿Tanto quiere ir a esa fiesta?

—No es sobre la fiesta...  —guarde silencio un momento en el que considere si debía continuar—. Siento que tal vez pueda ayudarme a... no sé... encajar con más personas.

Solo fue ante eso que Auriel hizo mala cara.

—Usted no necesita eso —aseguró él, acercándose más a mi—. ¿Para qué quiere buscar en compañía ajena lo que ya le estoy ofreciendo yo?

La felicidad que sus palabras me provocaron un ardor punzante en el pecho, pero desvié la mirada de la pulcra hermosura de su rostro.

—Es... —me quedé viendo el techo sin enfocar sus detalles, estaba pensando en qué decir...

—¿Si? ¿Qué es? —su susurro fue el estímulo suficiente; hizo cosquillas en mi oreja y tuve que devolverle toda mi atención—. Dígame, flor preciosa. Yo la escucharé.

AMBROSÍA ENTRE BOCAS [ OMEGAVERSE POLIAMOR ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora