CAPITULO 14

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𑁍Hassam𑁍

Lluvia de mierda.

No en el sentido literal de la palabra, pero así se sentía con total honestidad. Estaba lloviendo tan fuerte que cada pequeña gota me resonaba en los tímpanos; caían sobre el techo del auto con tanta maldita fuerza que no había forma de concentrarme en otra cosa y me fastidiaba demasiado. Tampoco es que hubiera mucho para buscar enfoque, dentro del auto solo se podía visualizar hacia afuera a través de las ventanas con la imprecisa oscuridad de la noche y el empañamiento que dejaba el frío del aire nocturno.

Magnus estaba en el asiento del piloto, había estado conduciendo la mitad del camino hasta que decidió detenerse en una gasolinera a las afueras de un pueblo debido al fuerte torrencial que le impedía ver con detalle la carretera. Por muy buena que fuera su visión, era demasiado peligroso continuar en esa condición climática. Él era el único que podía recogerme a la salida en el hospital Nacional porque dejé mi auto en el taller temprano, después del medio día, y no había transporte público que se desplazará hasta la residencial privada Portales Verdes; peor aún seguir todo el camino hacía arriba, hasta nuestro domicilio. De igual forma toda esa zona era tan protegida que ningún transporte sin matrícula registrada podría acercarse por la carretera.

Ya le había expresado a Magnus mi desacuerdo  con esperar que escampará, quería llegar a casa cuanto antes. Uno pensaría que el interior de la cabina de una camioneta pickup mediana era espaciosa, incluso cómoda, hasta que eran dos alfas sentados en los asientos de adelante y el que ocupaba en el asiento del conductor guardaba una energía de reserva insoportable. Magnus me estaba volviendo loco con ese silencio abrumador. Por mucho que ejerciera la moderación, esa expresión exasperada que unía su entrecejo no podía relajarla solo con consideración. Su fisonomía era transparente y debido a eso era evidente que estaba molesto hasta la médula, lo cual no pasaba tan seguido. Casi nunca. Ni siquiera recordaba la última vez que lo vi así de irritado y lo conocía más años que cualquier otra persona en mi condenada vida.

No era por la lluvia, de eso estaba completamente seguro. Aunque yo también estaba fatigado con justa razón y de mi parte si era por la lluvia. Este tipo de tormenta solo me agradaba cuando estaba en la tranquilidad de mi casa, con alguno de mis esposos dándome calor en la comodidad de mi cama. Tal vez tomando café en el balcón con la vista a las montañas, abrigado y sin estar estacionado en una penosa gasolinera de veinticuatro horas en medio de un chaparrón de agua.

Justo cuando consideré esta mañana que tal vez mi día libre sería el descanso que requería; pero la semana apenas había comenzado y ya había trabajado más de cuarenta y ocho horas seguidas, añadiendo la supervisión del ecocardiograma al que tuve que acudir precisamente hoy por llamado. ¿Día libre? Inexistente. Estaba tan cansado de trabajar día y noche, entre consultas, cirugías y las clases de medicina cardiovascular que instruía en la universidad autónoma del estado que ya hasta era costumbre que la parte frontal de mi cráneo pulsará constantemente con una endemoniada migraña. Maldita sea, era un dolor que nunca parecía detenerse a menos que estuviera dormido o cogiendo.

Se sentía menos solo cuando estaba cerca de mi omega, pero a veces ni siquiera eso me brindaba alivio.

Tampoco podía detener esa exigencia laboral. El área de salud era bastante competitiva en la capital debido a que habían muchos médicos capacitados para ejercer el estudio de la medicina, pero las personas no se enferman con recurrencia. Y cuando lo hacen, sólo acuden a un determinado listado de médicos excepcionales; para estar entre ellos era necesario destacar en méritos que no eran tan fáciles de conseguir, incluso para mí, sucesor de una casa de médicos y directores del hospital Nacional. Eso fue un impulso, más no una ayuda significativa. Desde el principio tuve que construir los méritos a nombre propio.

AMBROSÍA ENTRE BOCAS [ OMEGAVERSE POLIAMOR ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora