CAPÍTULO 19

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𑁍Flora𑁍

—Flora, permítame usar las cosas de su cocina para hacer el almuerzo.

La voz de Magnus resonó en el fondo de mi cabeza como un sueño. Mi cuerpo se sentía abatido y mi mente una laguna nublada; la necesidad de seguir durmiendo era más pesada que responder la pregunta con claridad, así que asentí cómo pude con la cabeza sin darle más atención y me acomode entre mis sábanas, recostando mi cabeza hacia el otro lado con mi mejilla en la suavidad de la almohada. Suspire hondo y volví a quedarme dormida. Fue hasta que percibí el olor de la comida que mi entendimiento regresó y con mucha dificultad intenté ambos ojos para enfocarlos sin consecución. Volví a cerrarlos por la claridad del día y protesté llena de molestia al recibir las punzadas en mi cabeza. Había escuchado sobre las resacas del día siguiente a consecuencia del alcohol, pero no sabía que era tan horrible.

No quería volver a embriagarme en mi vida.

Comencé a moverme para sentir mi cuerpo. Mis extremidades estaban adoloridas y mi piel caliente. El picor de mi cuerpo ahora era más como un cosquilleo insondable desde la punta de los dedos de mis pies a mi cabeza. Eso además de molesto se sentía extraño. Al darme la vuelta de nuevo abrí levemente mis párpados solo para encontrarme con Auriel, completamente dormido a mi lado. Con su cabeza en la dirección opuesta; solo podía ver su cabello suave sobre mi otra almohada.

Recordaba la noche anterior por fragmentos que llegaron poco a poco mientras mi mente se espabilaba del sueño. Es por eso que sabía que por designio lo había invitado a quedarse, incluso a dormir conmigo, pero aunque lo haya hecho a voluntad en ese momento me sentía más liberada y valiente gracias al efecto del alcohol; ahora que despertaba solo con la resaca en consecuencias de la desintoxicación alcohólica me dio bastante vergüenza. Lo había invitado a quedarse conmigo... le supliqué, casi le rogué y no lo solté durante toda la noche. El asunto era que no podía dormir sin una almohada entre las piernas, era una costumbre que había adquirido por comodidad y simplemente ya no podía dormir sin abrasar una. Auriel fue mi almohada durante toda la noche. ¿En qué estaba pensando? Lleve ambas manos sobre mis ojos mientras suspiraba apenada y aún así atisbe entre las grietas de mis dedos hacia el hombre; aparentemente complacida por verlo junto a mi.

—Magnus está haciendo fetuccini, es sus comidas favoritas —Auriel volteó su cabeza y me dejó ver su semblante cansado mientras se despertaba con una sonrisa somnolienta—. Buenos días, flor preciosa. ¿Cómo amaneció?

—Horrible. No hubiéramos bebido más de una botella.

Él soltó una risita y se acercó para acortar el espacio entre nosotros. Volví a cubrir mis ojos con mis manos; era demasiado temprano para que Auriel se viera tan angelical y aún así ahí estaba, pareciendo un ser inocente e inmaculado que materializó su divinidad en un cuerpo humano. Demasiado bello para estar en mi cama.

—Ya somos dos entonces. ¿Se acuerda de lo que pasó ayer? —preguntó él y me quedé en silencio considerando si le diría la verdad o no—. Por favor, no me diga que no recuerda... no me desilusione tan temprano, Flora. Ni siquiera he comido aún, no soportaría el espanto.

Eso me hizo reír un poco.

—Si... recuerdo la mayor parte de las cosas. El resto sigue viniendo a mi poco a poco.

—Eso es bueno, me ahorra la preocupación de buscar excusas del porqué me encuentro durmiendo en su cama.

Fue hasta que Auriel pasó las yemas de sus dedos por mi abdomen que me di cuenta que mi piel en ese lugar estaba expuesta. ¿No llevaba puesto un vestido la noche anterior? Estaba completamente segura de que andaba uno nuevo. Cuando aparté mis manos para ver hacia abajo me di cuenta de que no había ningún vestido. Tenía mi ropa interior en mi parte inferior puesta debajo de las sábanas y traía una de mis camisetas para dormir que se había arrugado en mi pecho. Arrugue el entrecejo intentando recordar qué había sucedido con mi ropa, pero me distraje más contemplando los dedos largos y finos hacer garabatos cerca de mi ombligo. Sus manos eran las de un artista y el trazado fue suave en mi piel.

AMBROSÍA ENTRE BOCAS [ OMEGAVERSE POLIAMOR ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora